En apenas un año, los verbos que acompañan a la palabra crisis han pasado a conjugarse en futuro en lugar de en pasado. El 2018 marcó el pico de la recuperación de la economía mundial tras la Gran Recesión y tanto las previsiones como los indicadores apuntan a una desaceleración en el 2019 y los siguientes ejercicios. El fantasma de una futura recesión que desde mediados del año pasado atormenta a los inversores va ganando peso en su ánimo y su duda ya no es tanto si volverán los problemas sino cuándo y cómo de graves serán.

El mundo entró en el 2018 con un inusual crecimiento sincronizado de las grandes potencias favorecido por las políticas expansivas de los bancos centrales. A partir de la primavera, sin embargo, se produjo una brusca corrección de los mercados, no por la situación presente sino por su temor a que el ciclo de bonanza estuviera durando demasiado. Los problemas afectaron primero a las economías emergentes, posteriormente a Europa y China, y a finales del ejercicio también a Estados Unidos.

"Nos desplazamos desde una expansión sincronizada a una desaceleración asimétrica", resume el departamento de análisis de Bankinter. Tanto el Fondo Monetario Internacional como la OCDE han rebajado sus previsiones de crecimiento mundial para este ejercicio y el siguiente. Siguen pronosticando crecimiento (3,7% y 3,5%, respectivamente), pero "se avecinan tormentas", como advirtió el FMI. "Creemos que la economía mundial ha pasado su pico de crecimiento del ciclo, el apoyo de los bancos centrales continúa reduciéndose y los riesgos políticos son grandes en todos los países", ha apuntado Joachim Fels, asesor económico global de la gestora Pimco.

PENDIENTES DE EEUU

La clave, como siempre, es qué sucederá con la economía estadounidense, que arrastra a las del resto del mundo. Máxime cuando la europea y la china dan claros signos de debilidad, como han demostrado los datos de producción manufacturera de diciembre conocidos esta semana (han caído a sus niveles más bajos desde febrero del 2016 y mayo del 2017, respectivamente). Las posibilidades de que la primera potencia mundial entre en recesión en los próximos doce meses han ido en aumento, pero siguen siendo minoritarias: Pimco le da un 30% de opciones, la Reserva Federal de Nueva York un 15% y los gestores de fondos consultados por Bank of America Merryl Lynch un 9%.

Sin embargo, los indicadores del sector manufacturero estadounidense también han caído a su nivel más bajo en dos años. El país creció con fuerza en el 2018 por la rebaja fiscal y el aumento del gasto impulsados por Donald Trump, pero los efectos de estas medidas parecen estar diluyéndose antes de lo esperado. La situación ha llevado a la Reserva Federal a reducir las subidas de tipos que prevé aprobar este año y el próximo, pero "el mercado cree que sigue siendo demasiado optimista sobre el escenario macroeconómico", apuntan los analistas del Sabadell.

POLÍTICA Y BANCOS CENTRALES

Los dos principales focos políticos de alarma siguen sin resolverse. El Parlamento británico vota el 14 de enero el acuerdo con la Unión Europea para el 'brexit' sin que parezca que se esté "ni un centímetro más cerca de alcanzar un acuerdo" antes del 29 de marzo, fecha en que se producirá la desconexión del país, señala la firma Monex. Además, las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China registran avances y podrían saldarse con acuerdos parciales, pero los analistas estiman que los dos países están inmersos en una batalla más grande y duradera por la dominación mundial.

Desde AG Valores, con todo, se señala que el "mayor lastre" para los mercados es la retirada de estímulos por parte de los bancos centrales: "Se ha conseguido salvar al paciente, pero ahora llega la hora de dejar la medicación y se trata de una muy fuerte y adictiva, con efectos secundarios desconocidos". A esta firma le preocupa que la "práctica totalidad de estrategas y economistas están anticipando una recesión o fuerte desaceleración en 2020-21. Esto incrementa enormemente las posibilidades de que la recesión se adelante en el tiempo".

PROFECÍA AUTOCUMPLIDA

En la misma línea, José Ramón Díez Guijarro, director de estudios de Bankia, destaca que "la disociación entre fundamentos económicos y comportamiento de los mercados es una anomalía que refleja preocupación sobre el futuro y que, vía confianza de las familias y empresas, puede convertirse en un episodio de expectativas autocumplidas". Pero también añade, citando la ironía del nobel Paul Samuelson, que "el mercado suele anticipar nueve de cada cinco recesiones".

Hay discrepancias sobre cómo será la próxima crisis. Firmas como Robeco estima que "si llega, será breve". Pero el BBVA cree que será "probablemente peor que la media histórica". El mayor problema, como ha señalado el Banco de Pagos Internacionales (BIS), es que las autoridades la afrontarán con "pocos remedios en el botiquín".