Mañana será un día histórico para los consumidores. Once años después de que la Comisión Europea adoptase las primeras medidas para limitar el sobrecoste del uso del móvil en el extranjero (roaming), el 15 de junio los ciudadanos podrán, ahora sí, usar su móvil sin preocupaciones en otros países de la UE. Pero lo que a priori parece una buena noticia para los consumidores puede no serlo tanto: las operadoras estudian la posible subida de tarifas para compensar la pérdida de ingresos.

La lucha de la Unión Europea por eliminar el coste del roaming (itinerancia) ha sido constante durante la última década. El camino elegido por la entonces comisaria de Competencia, Viviane Reding, y continuado por su sucesora, Neelie Kroes, y por Andrus Ansip (Agenda Digital), fue limitar y reducir año a año el sobrecoste que las firmas podían aplicar en el caso del uso del teléfono en otros países miembros. Ahora, finalmente, desaparecerán por completo estos sobrecostes.

Así, de ser casi prohibitivo usar el móvil en otros países se pasó a pagar un precio relativamente asequible. Se marcó un máximo (0,49 euros el minuto de llamada en el 2007), y año a año fue abaratándose (0,19 euros en el 2015). En el caso de los datos, el coste había bajado hasta el 96%. A partir de mañana, ya no habrá precios máximos ni mínimos: se pagará lo mismo que en el país de origen.

Las nuevas reglas de juego afectan a los consumidores con tarifas de móviles contratadas en cualquiera de los 28 países miembros de la Unión Europea. Todos ellos podrán usar su móvil con la misma tarifa que tengan contratada también cuando visiten cualquiera de esos 28 países: Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Chequia, Chipre, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, Rumanía y Suecia. Así, si el consumidor tiene contratados 200 minutos y 2 GB de datos, cuando viaje por esos países no habrá sobrecoste, sino que se descontarán de esa tarifa hasta que la agoten.

Además de esos 28 países, los tres principales operadores en España (Movistar, Vodafone y Orange) extienden a Noruega, Islandia y Liechtenstein esa itinerancia sin sobrecoste. Vodafone suma otros cuatro países Albania, EEUU, Suiza y Turquía.

TARJETA PREPAGO / Así, en el caso de un consumidor de contrato no hay dudas: los límites de la tarifa contratada son los que se aplican en el extranjero. En el caso del prepago, hay algunas diferencias. Para las llamadas y SMS pagarán lo mismo que en su país de origen. En el caso de los datos, si paga por GB consumida y el precio unitario de los datos es inferior a 7,7 euros / GB, el operador podrá aplicar un volumen máximo de datos. Se debe llamar al operador para saber cómo afecta la normativa a cada tarifa.

Este nuevo escenario, eso sí, tiene letra pequeña. Los operadores se han garantizado un mecanismo para evitar que un ciudadano contrate una tarifa en el país donde sea más barato y la use todo el año fuera de su origen. Si el operador detecta fraude, podrá comunicarlo al cliente, que tendrá 14 días para defender su consumo.

Lo que es bueno a corto plazo para los consumidores puede convertirse en un problema a medio plazo. Los operadores renunciarán a un mercado de entre 4.000 y 4.500 millones de euros anuales. O lo que es lo mismo: reducción de los ingresos que estudian compensar con subidas de tarifas. Algo que ya ha sucedido en los últimos meses en los paquetes que incluyen internet en casa y móvil (convergentes).