La oficina auditora del Fondo Monetario Internacional (FMI) determinó ayer que este organismo apoyó "políticas inadecuadas" en Argentina, que llevaron en el 2001 a la mayor crisis de este país en su historia reciente y a la mayor suspensión de pagos en el mundo. El Fondo no denunció "las crecientes debilidades en las decisiones políticas de las autoridades y erró al apoyar políticas inadecuadas durante demasiado tiempo", según el informe de la Oficina de Evaluación Independiente (IEO, por sus siglas en inglés), hecho público ayer.

El documento explica que los créditos ofrecidos por este organismo a Argentina desde enero del 2001 "sólo pospusieron la resolución fundamental de la crisis" y en su lugar podrían haber sido usados para mitigar sus efectos negativos.

La economía argentina se contrajo un 20% entre 1998 y 2002, con consecuencias devastadoras para la población, un 60% de la cual cayó en la pobreza. La oficina auditora insiste en que la crisis al final fue el resultado de las acciones del Gobierno argentino, que "no adoptó de forma anticipada las medidas correctivas necesarias", pero el FMI tampoco le presionó para que lo hiciese.

Esta conclusión no es una sorpresa, pues ya en junio del año pasado, cuando la IEO explicó el objetivo de su investigación, afirmó que "la responsabilidad última de la política económica de un país miembro debe recaer en las autoridades nacionales". Sin embargo, la crisis ocurrió cuando la política argentina estaba bajo estrecho escrutinio del FMI, que había trabajado de forma continua en el país desde 1991 y lo había puesto como un ejemplo de "éxito" para la región.

El organismo económico internacional extendió líneas de crédito a los sucesivos gobiernos y mandó a 50 delegaciones de economistas para asesorarlos entre 1991 y 2002. Esta ayuda económica finalizó en diciembre del 2001 y el Gobierno se vio obligado a abandonar la paridad del peso con el dólar y a suspender los pagos de la deuda, gran parte de la cual estaba en el dólar.