El desplome de los precios del petróleo, acelerado tras la decisión la semana pasada de los países de la OPEP de mantener las cuotas de producción, sigue descolocando las piezas del complejo puzle geopolítico y económico mundial. Junto a la incertidumbre ante la nueva reconfiguración que se avecina, no obstante, la acelerada caída de momento, cerca del 40% desde junio, representa "buenas noticias para la economía global", o al menos así lo interpreta la directora ejecutiva del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde.

"Asumiendo que tengamos una caída del 30% (en el precio) es probable que haya un 0,8% adicional (de crecimiento) en las mayoría de economías avanzadas porque son importadoras de petróleo", aseguró la exministra francesa en una conferencia, en la que mencionó concretamente a EEUU, Europa, Japón y China. La contrapartida y el peligro está en los países productores y Lagarde aseguró que esas naciones, de Irán a Kuwait o Nigeria, "deben ser vigiladas". El principal problema, no obstante, lo puede enfrentar Venezuela, que saca el 96% de sus ingresos por exportaciones del petróleo y donde Lagarde anticipa que la situación "puede ser difícil".

Mención aparte mereció también la situación de Rusia, donde la exportación de gas y petróleo financia el 50% del presupuesto federal y donde la caída de precios del crudo se ha combinado con el impacto de las sanciones económicas. Lagarde dijo que el descenso es ñuna amenaza significativaO para Moscú que ñsuma a su fragilidad y su vulnerabilidadO. Ayer el ministerio de economía ruso revisó a la baja sus previsiones económicas y cambió el crecimiento del 1,2% que manejaba hasta ahora para 2015 a una contracción del 0,8% y vaticinó que caerá en recesión en el primer trimestre del año.