En medio del páramo europeo, España da señales de cierta vitalidad. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha confirmado este martes que la economía española mantiene su trayectoria ascendente, con un crecimiento que este año se situaría en el 1.3% del PIB, cinco décimas por encima de la eurozona, para escalar el año que viene hasta el 1.7%, superando los números de Alemania. No obstante, las previsiones son inferiores a las proyectadas por el Gobierno español en los presupuestos generales, que son también del 1,3% para este año, pero del 2% para el 2015.

El organismo internacional atribuye la mejoría de España al tirón de la demanda exterior, un renovado clima de confianza entre los inversores y la reapertura del grifo del crédito. Los préstamos empiezan a llegar a los hogares y las empresas, según las tablas del banco.

La situación española resalta especialmente ante la atonía del entorno. Sin apenas crecimiento en Francia y con Italia empantanada en una nueva recesión, el FMI habla de una eurozona "estancada", con la inversión a la baja en algunas de las grandes economías y una Alemania con el motor gripado, en unos niveles de crecimiento similares a los de España. Tanto es así, que el FMI recomienda a Angela Merkel que se embarque en grandes proyectos de infraestructuras. Dice que tiene margen fiscal para hacerlo y que el país los necesita como el agua de mayo, especialmente en lo que respecta al mantenimiento y la modernización.

La receta keynesiana de infraestructuras públicas para algunas de las economías avanzadas es una de las novedades del informe presentado este martes en Washington, donde el Fondo celebra durante toda la semana su Asamblea de Otoño. No hay recado en ese sentido para España, cuyas previsiones de crecimiento han mejorado un punto respecto a las enunciadas en abril por los analistas del Fondo. Con la economía repuntando, también el paro seguirá bajando, aunque lo hará a un ritmo exasperantemente lento. La previsión es que quede este año en el 24,6% de la población activa y baje en el 2015 hasta el 23,5%. Solo Grecia se mueve en baremos semejantes.

Riesgo de deflación

El gran riesgo para la economía española sigue siendo una potencial espiral deflacionaria, una caída continuada de los precios que retraería la inversión y el consumo y aplastaría el empleo. España está en la zona de "alto riesgo", algo por encima de la eurozona, donde la deflación se presenta también como la mayor amenaza en el horizonte. "No entra en nuestros cálculos porque creemos que los fundamentos de la zona euro están lentamente mejorando. Pero de darse ese escenario, sería un grave problema para la economía mundial", reza el informe presentado esta mañana.

El FMI prevé un crecimiento mundial para este año del 3,3%, lo mismo que el año pasado, un ritmo que define como "mediocre", "algo peor de lo previsto en julio". Todavía lejos de los niveles previos a la crisis, EE UU (2,2%) y el Reino Unido (3,2%) lideran la marcha en las economías avanzadas. Entre las emergentes, la previsión es de un crecimiento 1,5% inferior al del 2011.

Por suerte, las tensiones geopolíticas en Ucrania y Oriente Próximo todavía no están teniendo consecuencias globales, y su impacto se limita a los actores en conflicto y a sus principales socios comerciales, según el Fondo. En este grupo, Rusia se asoma a la recesión, aunque su economía ya andaba por la cuerda floja antes incluso de que moviera la primera ficha en Ucrania; e Irak acabaría el año con unos números rojos del 2,7% tras crecer el año pasado un 4,3%. Es decir, la guerra no siempre es un buen negocio. O al menos, no para todos.