Ford Europa ha vuelto a sacar la lupa y pronto sacará las tijeras. Así lo avanzó la dirección que encabeza Steven Armstrong a los representantes del comité de empresa intercentros en una tensa reunión de cinco horas en Colonia en la que a Carlos Faubel, el secretario general de UGT-Ford y asistente al encuentro, le sorprendió la «contundencia» con la que comunicó que «el negocio entero está cuestionado».

«Nunca se había dado hasta ahora que una multinacional como Ford diga que se cuestiona el negocio entero en Europa, que se cuestiona la inversión, que va a mirar cada euro que se invierta, que va a poner la lupa en todas las plantas y que va a una reestructuración que va a reducir producción y empleo», explicó el representante sindical.

Faubel reconoce que se maneja una cifra de unos diez mil millones para afrontar ese gran recorte. «Es la cifra que se ha oído y aunque puede que haya parte que se destine a Sudamérica, son muchos miles de millones para recortar. Es un escenario inquietante», admitió.

La reestructuración llegaría después de que entre 2013 y 2014 cerrara tres de sus fábricas europeas, dos en Inglaterra y una en Bélgica, lo que supuso la pérdida de más de seis mil empleos directos. Un reciente informe de Morgan Stanley recogido por Forbes vaticinaba pérdidas para la compañía desde este 2018 hasta al menos 2025. En estos momentos, la compañía mantiene en Europa plantas en Inglaterra, Francia, Alemania, Rusia, Rumanía, Turquía y España y cuenta con más de 50.000 empleados. La factoría de Almussafes cuenta con cerca de 7.000 trabajadores y de ella dependen miles de empleos indirectos más. Actualmente fabrica dos tipos de motores y seis modelos completos, con especial relevancia para el Kuga.

Ximo Puig, presidente de la Generalitat valenciana, recalcó que está «seguro de que la factoría Almussafes es probablemente la más competitiva de Ford Europa y estoy convencido de que habrá soluciones». El propio Armstrong elogió la «flexibilidad» de la planta y la paz social.