La multinacional automovilística Ford anunció ayer que planea despedir a 12.000 trabajadores en Europa en un proceso que durará hasta 2020 y que supondrá la destrucción de cerca del veinte por ciento de los puestos de trabajo que tiene en el continente donde tiene más de sesenta mil empleados entre propios y de empresas en las que participa.

Ford también advirtió de que reducirá el número de fábricas de su división europea, que pasará de 24 a 18 y que le que le llevará a cerrar la planta de motores de Bridgend, en el Reino Unido; a la de transmisiones de Blanquefort, en Francia; y a las de producción de automóviles de Naberezhnye Chelny y San Petersburgo y el centro de motores de Elabuga, en Rusia.

«Despedir empleados y cerrar las plantas son las decisiones más duras que tomamos», explicó Stuart Rowley, presidente de la división europea de la firma, que prometió «apoyo» para asumir el impacto de estas decisiones.

Además de Rusia, la previsión es que Alemania y el Reino Unido, concentren buena parte de los recortes, que saldrán tanto de su plantilla propia, de unos cincuenta mil miembros, como de sus joint ventures, unas alianzas que la elevan hasta casi sesenta y cinco mil.