España se sitúa entre los países con un crecimiento económico menos inclusivo, es decir, más desigual. Según un informe publicado por el Foro Económico Mundial, que comienza hoy sus encuentros anuales en la ciudad suiza de Davos, el país ocupa el puesto 26 de entre las 30 economías más avanzadas a la hora de traducir el crecimiento económico en una reducción de la desigualdad.

El informe, en el que se analiza también el reto de la automatización y robotización en los procesos industriales y la sustitución de la mano de obra, se ha presentado en un contexto en el que planean los temores a los posibles efectos de una guerra comercial entre EEUU y China en la nueva era de Donald Trump como presidente de la primera potencia mundial, y del fortalecimiento del dólar. Todo ello podría desbaratar la recuperación global y dificultar aún más un crecimiento inclusivo.

El Índice de Desarrollo Integrador (IDI), el que se utiliza en el estudio, analiza 12 indicadores, que incluyen además del aumento o descenso del producto interior bruto (PIB) --la medida tradicional--, la participación en el mercado laboral y la productividad, la esperanza de vida sana, los ingresos medios por familia o la pobreza o la desigualdad.

Los autores, que ratifican las afirmaciones del análisis que realiza Oxfam sobre la desigualdad, destacan que España «ha empeorado su puntuación en los últimos cinco años», hasta situarse en 4,24 puntos. Esto se refleja no solo en el crecimiento de la riqueza por habitante sino en «la elevada desigualdad de ingresos y la pobreza», con «estándares medios de nivel de vida que han empeorado en los últimos años».