España ocupa el vigesimosexto lugar entre 29 economías avanzadas a la hora de traducir sus políticas económicas en una reducción de la desigualdad. Un informe publicado ayer por el Foro Económico Mundial en vísperas del inicio de su reunión anual refleja que España suspende a la hora de reducir la distancia entre ricos y pobres, pese a disponer recursos para ello. La obsesión del Gobierno español por el crecimiento económico a corto plazo ha obviado objetivos sociales y hasta el Foro de Davos, referencia del conservadurismo económico mundial, reconoce los efectos colaterales de las decisiones del Ejecutivo de Rajoy.

El Índice de Desarrollo Integrador (IDI) analiza 103 países en cuanto a su rendimiento en tres pilares: crecimiento y desarrollo, inclusión y equidad intergeneracional. De los tres pilares, España se sitúa en el vigesimoquinto puesto en inclusión, en el vigesimocuarto en crecimiento y desarrollo, y en el vigésimo segundo en equidad intergeneracional. El informe llega a esta conclusión al analizar el PIB per cápita, el empleo, la productividad laboral, la esperanza de vida sana, los ingresos medios por hogar, la tasa de pobreza, el ahorro neto ajustado, la deuda pública, la ratio de dependencia demográfica y el ingreso nacional bruto.