La Generalitat dará una respuesta legal a los anuncios de cierres industriales que incluirá una reforma para impedir que las multinacionales que se van consigan pelotazos especulativos gracias a ayudas y a terrenos públicos. En el caso de Samsung, la compañía compró al Instituto Catalán del Suelo el terreno en 1989 por 800.000 euros, tres veces menos que su valor de mercado entonces. Ahora los 30.000 metros cuadrados valen 13,5 millones.