La ministra de Vivienda, María Antonia Trujillo, anunció ayer que el Gobierno no abordará la reforma fiscal de la vivienda hasta el año que viene, al tratarse de una cuestión que tendrá consecuencias en el ámbito "recaudatorio". El Ejecutivo ha optado por aplazar los cambios en el tratamiento fiscal de la compra de los pisos para incluirlos dentro de la reforma fiscal general del 2005.

Trujillo justificó esta decisión en los "efectos cruzados" que produce una reforma de este tipo en otros impuestos cedidos a las comunidades autónomas como el de transmisiones patrimoniales, lo que hace necesario contar con el consenso de los "agentes sociales" y el resto de las Administraciones del Estado. "No se puede modificar de forma aislada la fiscalidad de la vivienda, sino que hay que englobarla dentro de una reforma más amplia como la que aprobará el Gobierno", proclamó en su comparecencia ante la Comisión de Fomento del Congreso de los Diputados.