El Gobierno ha dado más plazo a las fundaciones bancariasherederas de cajas de ahorros que quieren seguir controlando sus bancos para dotar el fondo de reserva al que les obliga una ley impuesta por la troika en el 2013. La medida beneficia básicamente a la antigua caja vizcaína BBK, propietaria de del 57% de KutxaBank, entidad controlada por el PNV, y forma parte de las concesiones que el Ejecutivo ha pactado con los nacionalistas vascos a cambio de su apoyo a los presupuestos del Estado.

Las fundaciones, así, tendrán ocho años ampliables a uno más para dotar estos fondos, que buscan garantizar que podrán acudir en ayuda de sus bancos si estos tienen problemas. Hasta ahora el plazo era de cinco años prorrogables en dos más previa autorización delBanco de España. El plazo cuenta desde que entró en vigor la circular del supervisor en junio del 2015, con lo que la BBK tendrá hasta el 2023, ampliable hasta el 2024.

Además, hasta que el fondo de reserva alcance el importe objetivo, las fundaciones bancarias deberán destinar al mismo el 30% de los dividendos cobrados por las entidades de crédito, porcentaje que con anterioridad era del 50%. "Ambas modificaciones permiten dar una cierta flexibilidad para dotar el fondo de reserva, sin mermar la finalidad principal de reforzar la solvencia de las antiguas cajas de ahorro", ha argumentado el Ministerio de Economía mediante una nota.

La mayoría de las cajas que no han desaparecido y se han transformado en fundaciones bancarias han optado por reducir su presencia en sus bancos filiales por debajo del 50% para no tener que dotar estos fondos. Es el caso de CaixaBank y Liberbank, que ya cotizan en bolsa, o de otras como Unicaja, que está preparando su salida a bolsa. La excepción desde un principio fue KutxaBank, aunque había dudas sobre si iba a ser capaz de dotarlo en el tiempo previsto. La nueva ampliación del plazo le facilita lograrlo.