Lo que hasta ahora era poco menos que un secreto a voces en medios políticos y financieros resonó ayer con contundencia en la sala de la Audiencia Nacional: el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y el Banco de España que gobernaba Miguel Ángel Fernández Ordóñez presionaron a las entidades financieras para que participaran en la salida a bolsa de Bankia en julio del 2011. Al menos, así sucedió con el BBVA, cuyo expresidente, Francisco González, declaró ayer en el juicio por la salida a bolsa de Bankia y repitió en diferentes momentos que «hubo presiones de todo tipo, políticas, de instituciones y de nuestros competidores», a las que el banco azul se resistió de manera «implacable».

En su declaración como testigo, Francisco González relató que «hubo llamadas de todas las instituciones públicas y privadas» para que el BBVA participara en la operación de salida a bolsa de Bankia. «Era una operación muy propiciada por el poder político», «la OPS estaba impulsada por el Gobierno», admitió en alusión a la oferta pública de suscripción (OPS) que guió la salida a bolsa de Bankia.

Pero el BBVA fue «implacable» en su negativa a participar porque, según dijo, la entidad «no valía nada». BBVA fue la única gran entidad financiera que no compró acciones de Bankia en su salida a bolsa. «Yo pensada que con nuestra posición podíamos parar esa salida a bolsa, que podríamos influir en toda la operación, pero desgraciadamente no nos hicieron caso», lamentó el ya expresidente de BBVA.

GOBIERNO Y BANCO DE ESPAÑA

En el caso concreto de las «llamadas» del Banco de España, que gobernaba Miguel Ángel Fernádez Ordóñez, González declaró que la institución «habló con gente nuestra muy importante e insistió mucho» en la necesidad de que BBVA comprara una participación de Bankia en su salida a bolsa.

Después González fue más preciso al reconocer que fue el entonces subgobernador, Javier Aríztegui, quien realizó esta petición al que era consejero delegado de BBVA en esos momentos, Ángel Cano. Fernández Ordóñez, que también ha declarado como testigo en el caso Bankia, se desmarcó la semana pasada de toda intervención.

A la pregunta de si también hubo llamadas del Gobierno -que entonces presidía José Luis Rodríguez Zapatero, con Elena Salgado como vicepresidenta económica- González realizó un gesto de asentimiento al tiempo que afirmaba «hubo llamadas de todas las instituciones públicas y privadas». Expresamente se le preguntó si él mismo habló con la entonces vicepresidenta Salgado. «No», respondió, escuetamente.

Según insistió ante el juez el expresidente del BBVA, en las instituciones públicas y también en la mayor parte del sector financiero existía entonces el convencimiento de que «si la salida a bolsa fracasaba, España fracasaba», y eso, según Francisco González «era el gran error, porque se hizo justamente lo contrario de lo que había que hacer».

En opinión de González, hubo «un error» propiciado por las circunstancias políticas, pero «no creo que haya habido engaño ni dolo», que es precisamente lo que trata de enjuiciar la sección cuarta de la sala de lo Penal de la Audiencia Nacional en el caso Bankia.

«FUIMOS IMPLACABLES»

Para González, la salida a bolsa de Bankia fue «una mala decisión que hizo mucho daño a nuestro país». Después de recibir la «invitación» a participar en la operación, los servicios internos del banco azul llegaron a la conclusión de que la valoración de la entidad estaba muy por debajo del precio que pedían los colocadores. «Si la entidad no valía nada, veíamos que eso (la salida a bolsa) iba ser un desastre».

Antes de adoptar una decision respecto a la salida a bolsa de Bankia, el BBVA buscó «un hecho objetivo» sobre la valoración de la entidad: «Buscamos un hecho objetivo y fuimos a ver cuáles eran las órdenes (de compra) en el libro de inversores internacionales y las órdenes eran cero, y entonces fuimos implacables, repito: implacables. Dijimos: no podemos entrar en una salida a bolsa donde inversores internacionales que actúan de forma independiente y de forma objetiva» no están.

Aunque los bancos colocadores del debut bursátil de Bankia eran extranjeros, «muy importantes» y con una amplia nómina de clientes, estos fueron incapaces de atraer inversores del exterior, es lo que relató ayer González. «Estaba claro que eso no valía nada». Para el entonces presidente de BBVA, era «un hecho inédito» que no acudiera ningún inversor internacional a una operación financiera de ese calibre «y por tanto dijimos que no».

Y a continuación, siguió relatando: «Fuimos implacables y sabíamos que nuestra posición era muy delicada, pues iba en contra de los intereses de grupos políticos, económicos e institucionales muy relevantes».