El grupo PSA obtuvo 1.481 millones de beneficio durante el primer semestre del año, el primero completo tras la integración de Opel, lo que supone un aumento del 18% respecto al mismo periodo del 2017. El resultado operativo creció un 17,8% hasta 2.267 millones, mientras que en términos corrientes el alza fue del 48,1% hasta 3.017 millones, señaló la empresa en un comunicado.

Las cifras representan un nivel de rentabilidad «récord», en torno al 8,5%, comparado con el 7,3% en la primera mitad del 2017, pese a que la empresa tuvo que afrontar un aumento del costo de las materias primas y un efecto negativo de las variaciones de tipo de cambio de divisas, según subrayó el constructor.

La facturación de PSA subió un 40,1% en términos absolutos hasta 38.595 millones, si se incluye el negocio de la antigua filial europea de General Motors (Opel/Vauxhall). El grupo vendió 2.181.823 vehículos en todo el mundo hasta junio, el 38,1% más.

EL EFECTO OPEL

Precisamente, la integración de la marca alemana en el grupo automovilístico permitió este aumento de los ingresos, ya que Opel salió de los números rojos y obtuvo una rentabilidad del 5% entre enero y junio con 502 millones de resultado operativo recurrente y su facturación alcanzó 9.946 millones. Los costes fijos de Opel se han reducido en un 28%.

SATISFACCIÓN DE TAVARES

El presidente del grupo, Carlos Tavares, afirmó que PSA está demostrando desde el 2014 su capacidad constante para seguir mejorando su rentabilidad, así como su eficiencia y sus volúmenes de ventas, a pesar de enfrentarse a un entorno «difícil». «Los equipos de Opel comienzan a obtener buenos resultados y demuestran todo el potencial del nuevo Opel», dijo Tavares, que recalcó la «agilidad y disciplina de los equipos en la ejecución» del plan.

PSA prevé que en el conjunto del 2018 el mercado automovilístico permanecerá estable en Europa, crecerá un 4% en Latinoamérica, un 10% en Rusia y un 2% en China.