En 1975, el escritor estadounidense Joe Haldeman publicó un clásico de la ciencia ficción, La guerra interminable, una novela antimilitarista creada a partir de sus experiencias en la guerra de Vietnam. En ella, narra una guerra de más de mil años entre la humanidad y una especie alienígena. Finalmente, cuando consiguen comunicarse, comprenden que todo estalló por un malentendido. Venía ayer esta historia a la memoria por el recrudecimiento del conflicto entre Ucrania y Rusia. Radique o no su origen en un malentendido, lo que está claro es que los inversores quieren que se acabe cuanto antes. Y no por sus convicciones pacifistas, sino porque temen su posible efecto en la todavía "lenta, frágil y desigual" recuperación europea, como ayer la tildó el Banco de España.

Los mercados amanecieron ayer con ánimos compradores pero pronto se vieron ensombrecidos por los nuevos episodios del conflicto ucraniano, con dos cazas del país derribados. La Comisión Europea propondrá hoy a los Estados miembros sanciones a Rusia, entre ellas un embargo de armas y la prohibición de operar con determinadas entidades financieras. Los inversores quieren comprobar qué efecto tendrán estas medidas. La sombría apertura de Wall Street apuntaló sus dudas y les llevó a optar por las ventas. El Ibex 35 cerró plano (10.659 puntos), mientras que la prima de riesgo bajó a 141 puntos básicos con el bono en un nuevo mínimo histórico (2,547%).