Las últimas previsiones económicas publicadas por la Comisión Europea la semana pasada auguraban que España cerrará el 2016 con un déficit público del 4,7%, una décima por encima de lo prometido, y del 3,5% en el 2017, frente al 3,1% acordado. El ministro de economía, Luis de Guindos, admitió ayer que las cifras que el gobierno remitirá a finales de marzo podrían registrar variaciones y no descarta un posible incumplimiento. «Puede haber alguna variación pero espero que se ajuste lo máximo posible a nuestro compromiso», explicó a su llegada a la reunión del Eurogrupo.

Aunque ni la Comisión Europea ni el Eurogrupo han pedido al gobierno del PP que adopte medidas adicionales en el marco del presupuesto del 2017 para contener el desfase fiscal previsto (de 4.000 millones este año) sí han reclamado a las autoridades españolas que se mantengan alerta por si fuera necesario actuar en caso de que la brecha se dispare. Actualmente, España no supone ningún problema para la Eurozona, según admiten altos cargos de la Comisión y del Eurogrupo, y hasta el comisario de asuntos económicos, Pierre Moscovici, admitió ayer que lo importante es que el déficit se sitúe por debajo del 3% en el 2018.