Ibercaja ha comunicado a los sindicatos que va a ejecutar el cierre de 37 oficinas entre los meses de abril y mayo, de las que 20 se encuentran ubicadas en Aragón (12 en Zaragoza, 6 en Teruel y 2 en Huesca). Estas se sumarán a las 17 (11 en la comunidad) que ya se clausuraron a mediados marzo dentro del proceso de reestructuración que está llevando a cabo la entidad, con el que bajarán la persiana un total de 199 sucursales, según recoge el acuerdo del expediente de regulación de empleo (ere) pactado con todos los sindicatos, salvo UGT.

De las 20 sedes bancarias de Ibercaja que desaparecerán en Aragón, 10 pertenecen a pequeños municipios. En concreto, la nueva oleada de cierres se llevará por delante las situadas en los municipios zaragozanos de Mara, Ambel y Alpartir y en los turolenses de Torres de Albarracín, Vivel del Río y Vinaceite, que dejarán de estar operativas a partir del 16 de abril. Las sucursales receptoras de estos clientes serán, en este orden, las de Miedes, Borja (plaza de España, 2), La Almunia de Doña Godina (avenida de Madrid, 3), Albarracín, Martín del Río e Hijar.

La siguiente fecha de corte será el 21 de mayo, cuando se esfumarán los locales del banco aragonés ubicados en las localidades zaragozanas de Biel y Villarreal del Huerva, cuyos clientes pasarán a depender de las oficinas de Ejea de los Caballeros y Daroca. Lo misma suerte correrán las de Ferreruela del Huerva (Teruel) y Sala Altas (Huesca), que serán recepcioinadas por sucursales de Calamocha y Barbastro. También cesará la actividad un establecimiento de Alcañiz, el de la plaza Santo Domingo, que se integrará en el de la avenida Aragón.

'Cashback' en los pueblos

Casi todas las localidades afectadas por estos cierres perderán la disponibilidad de un servicio financiero presencial, al igual que les ha ocurrido a los otros seis pequeños pueblos aragoneses (Fuendetodos, Jaraba, Blesa, Pancruso, Fortanete y Bañón) que se han quedado sin sucursal de Ibercaja este mismo mes. Esto podría agravar el problema de la exclusión financiera en la población rural, que en la comunidad había estado minorado hasta ahora en relación a otros territorios, para lo cual se están buscando soluciones alternativas.

«En el medio rural, somos también víctimas de la despoblación. Nos vamos de poblaciones en las que, muchas veces, hemos sido la única oficina bancaria abierta, pero con los ratios de población actuales es inviable», explicaron fuentes del banco. No obstante, Ibercaja está trabajando ya en fórmulas para paliar los efectos de su marcha y mantener servicios como la retirada de efectivo con un sistema de cash back Para operaciones importantes, además, «seguimos yendo a la casa o empresa del cliente si es preciso».

Siete cierres en la ciudad de Zaragoza

En el ámbito urbano, Ibercaja perderá siete oficinas en la ciudad de Zaragoza. Cuatro de ellas —situadas en Balbino Orensanz, San Vicente Martir, Maestro Serrano y avenida de La Almozara— , que desaparecerán el 16 de abril y otras tres —Cesar Augusto, paseo Longares y Victoria Ocampo— lo harán el 21 de mayo. En capital turolense cerrará la de la avenida Sagunto 36 y en la oscense, la de la travesía Ballesteros 11.

Fuera de Aragón, el banco liderado por Víctor Iglesias clausurará ocho oficinas en la Comunidad de Madrid (en Alcalá de Henares, Getafe, Sevilla la Nueva, San Sebastián de los Ryes, Móstoles y tres en la capital), tres en la Comunidad Valenciana (Puerto de Sagunto, Burjassot y la capital), dos en Cataluña (El Prat de Llobregat y Vila-Seca), tres en la ciudad de Burgos y la que tiene en Santiago de Compostela.

Este ajuste de la red comercial se enmarca en el proceso de reestructuración que el sector bancario viene haciendo desde la crisis del ladrillo del 2008, que se aceleró por la digitalización de los servicios y que, ahora con la pandemia, no ha hecho más que intensificarse más si cabe.