Inasa Foil se encuentra en concurso de acreedores desde hace más de tres años, el último en fase de liquidación. A pesar de esta situación agónica, la fábrica de Sabiñánigo no ha dejado de funcionar, algo atípico en estas circunstancias. Tras este largo periodo de incertidumbre, la vuelta a la normalidad, ahora sí, parece estar más cerca. La duda está en qué medida variarán las condiciones laborales y productivas de la instalación, que es deficitaria por su baja productividad.

La decisión depende del juez que tramita el proceso concursal, que en fechas próximas elegirá un nuevo propietario de la fábrica, la única que queda en España dedicada a producir hojas de aluminio para envases y embalajes de alimentación y farmacia.

Sobre la mesa dos ofertas de compra: la de Alibérico, líder español en aluminio, y la de Aludesa, la sociedad laboral creada a iniciativa de la mayor parte de los trabajadores de la planta. Una tercera, del grupo franco luxemburgués Eurofoil, se da por descartada.

A priori, las dos garantizan la continuidad del centro y el mantenimiento de toda o la mayor parte de la plantilla (104 trabajadores). La pugna entre ambas es total y cada parte juega sus bazas para ser la elegida, unos movimientos que se suman al culebrón que ha vivido la planta en la etapa más reciente.

Las propuestas

Con 90 años a sus espaldas, la industria serrablesa inició su particular calvario en el 2009, cuando el grupo Alcoa la vendió a un fondo de inversión alemán, Bavaria. Ya entonces, Albérico pujó por ella, pero desistió finalmente. El grupo germano, que también se hizo con la histórica fábrica de Reynolds en Pamplona, no demostró tener un interés real por Inasa a tenor de la ausencia de inversiones y, en septiembre del 2011, entró en concurso.

Ante el desacuerdo con los acreedores, la empresa se puso a la venta a finales del 2012 por orden del juez. Ante la falta de inversores, los trabajadores tomaron la iniciativa y crearon Aludesa para adquirirla. Esta sociedad estaba destinada a hacerse con las riendas de la empresa hasta que, por sorpresa, el pasado diciembre surgieron dos nuevos pretendientes: Eurofoil y Alibérico.

Este último tomó la delantera en enero al ser el preferido por los administradores concursales. Sin embargo, la subasta sigue abierta después de que este semana Aludesa mejorara su oferta, cuyo precio (1,44 millones) es ahora un 20% superior al ofrecido por el otro grupo. Aludesa ha reunido 700.000 euros entre trabajadores, amigos y familiares para afrontar la inversión y cuenta con el apoyo financiero de Bantierra, que es además uno de los acreedores.

Alibérico, presidida por Clemente González Soler, apela a su fortaleza y experiencia en el sector, con una facturación de 250 millones al año y 33 sociedades repartidas en 45 países, como el mejor aval para ser la elegida. Su plan de negocio pasa por triplicar en cuatro años la producción de la fábrica, ahora situada en 6.000 toneladas al año.

En materia laboral, la propuesta de los trabajadores mantendría toda la plantilla con empleo "de calidad" sin recurrir a un ERE previo de extinción. Pero Alibérico sí plantea esta fórmula para luego contratar 80 empleados en una primera fase --en cuatro espera llegar a 150-- y con salarios acordes al convenio provincial del Metal --sobre un 40% menos de lo que cobran ahora--.

Desde el Gobierno de Aragón, el consejero de Industria, Arturo Aliaga, dice no tomar partido por ninguna de las dos ofertas. "Confió en que el juez elija la mejor oferta que asegure la continuidad de la planta y el mayor número de empleos", según señaló a este diario. La batalla está servida.