Las nuevas empresas relacionadas con las tecnologías aplicadas al sector inmobiliario (proptech) han logrado crear un núcleo sectorial que da empleo a más de 4.000 personas en España. No es poca cosa, si se considera que todas esas iniciativas han irrumpido en el panorama económico en menos de cuatro años. Entre el 2013 y el 2017, se han creado 79 compañías; más de 100 desde el 2010. Y eso en una actividad que para muchas personas aún pasa desapercibida, pero que ya es una realidad indiscutible.

Las startups que se han constituido en España en el 2017 han generado un volumen de inversión de 35 millones de euros. Sumando las del 2016, la cifra alcanza ya los 83 millones. «Pero solo se incluye el capital que han levantado estas compañías en desarrollo, no las inversiones que hayan podido realizar», subraya Nacho Martínez-Avial, experto de Aguirre Newman, la consultora inmobiliaria que en mayor medida ha analizado el fenómeno de las proptech.

El importe total de la inversión en este tipo de empresas no ha dejado de crecer en los últimos cinco años, hasta el punto de generar un volumen de actividad que ha acabado por crear un amplio subsector dentro de una industria caracterizada por una escasa capacidad de innovación.

Entre el 2012 y el 2016, la inversión internacional en esta actividad alcanzó los 5.600 millones de euros. Y en el 2017, las firmas superarán de largo las cifras registradas en el 2016 (2.365 millones), según pone de manifiesto el informe Finnovating que elabora esa firma junto a la consultora Aguirre Newman.

El perfil típico de estas firmas es el de una startup fundada entre los años 2010 y 2017, con una plantilla de entre uno y 10 empleados, con sede en Madrid o Barcelona y que ofrece servicios para usos residenciales. El ecosistema ha crecido de forma continua durante las últimas dos décadas, pero sobre todo desde el 2014: el 46% nacieron entre el 2014 y el 2017 (el pasado año se crearon unas 12).