La Inspección de Trabajo, un organismo con más de 100 años a sus espaldas, ha superado este lunes por primera vez en su historia los 2.000 efectivos en plantilla. Concretamente son 2.055 personas, entre inspectores y subinspectores, que actúan por todo el territorio español como 'policia laboral' contra los fraudes que se dan en el mercado de trabajo, tal como ha oficializado la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, en un acto de ingreso de 47 nuevos inspectores en Madrid.

Este organismo autónomo confirma así la tendencia a revertir los recortes de plantilla que sufrió en plena recuperación económica. En el 2013, cuando comienza a frenarse la destrucción de ocupación y el PIB vuelve a la senda del crecimiento, la Inspección comenzó a reducir personal, pasando de 1.878 inspectores y subinspectores hasta los 1.789 en el 2017.

Los sindicatos con representación entre el cuerpo autónomo han aplaudido la medida, aunque también la han tachado de insuficiente para cubrir la "histórica" infradotación del organismo. Las centrales denuncian que en España hay actualmente un inspector por cada 9.460 trabajadores, teniendo en cuenta que mayo cerró con 19,4 millones de afiliados a la Seguridad Social, mientras que la media europea se sitúa en alrededor de 7.500.

"No es tanto las plazas que se convocan, sino las que consiguen cubrir", opina la presidenta del Sindicato de Inspectores de Trabajo, Ana Ercoreca. Esta inspectora apunta que actualmente hay una media de 4,5 personas que opositan por plaza, siendo insuficiente para garantizar los relevos o las nuevas incorporaciones y sustancialmente inferior al ratio de 20 por plaza que había hace una década.

"Tenemos una serie de retos que van en aumento (registro de jornada, alta temporalidad, nuevos modelos empresariales...) y los recursos no van al mismo ritmo", se queja la portavoz de UPIT, Mercedes Martínez, alegando que la mayoría de los equipos informáticos con los que trabajan tienen más de una década a sus espaldas.