Industrias Químicas del Ebro (IQE) sigue creciendo y, esta vez, lo hace apostando claramente por la diversificación. El grupo aragonés está ultimando la construcción de su nueva planta del polígono Malpica, en la que ha invertido 20 millones de euros y que le permitirá entrar de lleno en el sector del neumático. La compañía, dedicada a producir silicato sódico, metasilicato, sílices y silicato de aluminio para diversos mercados como los detergentes, la cerámica, la pintura o la construcción, ampliará de esta forma su cartera de productos.

Tras algo más de un año de obras, la nueva fábrica comenzará sus primeros ensayos industriales en octubre y al final del ejercicio estará produciendo "de forma regular", según destacó ayer a este diario el director gerente de IQE, Eduardo Villarroya. La planta, que trabajará las 24 horas del día, generará 20 empleos directos y entre 30 y 40 indirectos (transporte, seguridad, limpieza...).

La nueva factoría se dedicará en exclusiva a producir sílice precipitada, un producto cada vez más utilizado por los fabricantes de neumáticos. "Su uso se ha extendido porque este producto mejora el desgaste y la resistencia a la rodadura, lo que permite ahorrar combustible", destaca Villarroya, que apunta, además, que se consigue una mayor adherencia en mojado.

APUESTA POR LA INNOVACIÓN

El grupo aragonés, fundado en 1958, ya había dado sus primeros pasos en este sector, pero con esta importante inversión se lanza de cabeza a un mercado con un gran recorrido. "Nuestros clientes serán las grandes multinacionales de neumáticos", apuntó el director gerente.

El proyecto se remonta seis años atrás, cuando el departamento comercial vio que esta actividad podía abrir un nuevo nicho de negocio. El área de I+D de la empresa, una sección de vital importancia para la compañía, comenzó a investigar hasta dar forma a la idea.

La nueva factoría, en cuyas obras han trabajado al mismo tiempo hasta 60 personas, ocupa 8.000 metros cuadrados y se ubica en la gran parcela de 130.000 metros cuadrados que IQE ocupa actualmente en Malpica. Su secadero, donde se realiza el último proceso para obtener la sílice precipitada (polvo blanco) mide 45 metros, lo que la convierte en una de las instalaciones más altas de todo el polígono. "Cada año producirá unas 20.000 toneladas", indicó Villarroya, que apuntó que la fábrica se podría ampliar en un futuro. "Todo dependerá del mercado, pero es un escenario que barajamos y tenemos espacio para hacerlo", añadió. De ser así, obviamente, se crearía más empleo en una compañía que ahora da trabajo a un total de 160 personas.

Según las previsiones del grupo, cuando la nueva planta funcione al 100% podría aportar cerca de 20 millones de euros de facturación.

LA FÁBRICA DE VIZCAYA

Esta no es la única gran inversión que la compañía aragonesa ha destinado en los últimos años. En noviembre del 2015, adquirió la división de silicatos de Peroxychem (antigua Foret) en España. Con la compra, se quedó con la fábrica de Zamudio y sus 30 empleos, ganando capacidad productiva y eliminando, además, un posible competidor.

De esta forma, la empresa cuenta actualmente con tres centros productivos: Zaragoza, Zamudio y Santa Perpetua de la Mogoda (Barcelona), donde la firma tiene una pequeña planta.

Otra inversión importante fue la que destinó en el 2010 a adquirir una parcela de 30.000 metros cuadrados en Malpica, que, precisamente, es donde se ha levantado la nueva factoría de sílice precipitada.

Por otra parte, el grupo apuesta de forma recurrente por modernizar y actualizar sus instalaciones --a un ritmo anual de un millón de euros--, así como por innovar y desarrollar nuevas líneas de productos.

Para la contratación de parte del personal de la nueva factoría, la firma ha contado con la ayuda del Instituto Aragonés de Empleo, que ha realizado labores de selección y formación.