La UE y el FMI emprendieron el rescate en noviembre del 2010. Su sector bancario de Irlanda quedó devastado por una burbuja inmobiliaria que desplomó los precios el 40%. Tras el rescate, Dublín elevó los impuestos y aplicó medidas de ajuste. Salió del plan en diciembre del 2013. A finales del 2017, había saldado la deudas con el FMI.