El Instituto Nacional de Estadística italiano (Istat) heló este miércoles las expectativas de crecimiento de Italia, al fijar el PIB del segundo trimestre del año en un -2%, ya precedido por un -1% del primero. La entrada en recesión se produce simultáneamente en los sectores industrial, agrícola y de los servicios, aunque según Istat la causa principal del descenso depende principalmente de las exportaciones.

La mala noticia afecta en pleno el programa del Gobierno presidido por el progresista Matteo Renzi y apoyado por una parte de los conservadores, aunque el ministro de Economía, Pier Carlo Padoan, ha intentado transmitir una cierta tranquilidad y optimismo: “No acabaremos con la troika (FMI, UE, BCE) en casa, lo puede escribir en letras mayúsculas”, ha declarado este miércoles al director del diario económico Il Sole-24 Ore.

Renzi no ha comentado por el momento la mala noticia, pero en días pasados, frente a las anticipaciones de Istat, había dicho que esperaba “datos más altos, en línea con las previsiones de la eurozona”, por lo que las cifras actuales significan que “trabajaremos con una mayor determinación”. “El pais debe reformarse por sí solo y lo está haciendo”, subrayó Padoan.

Impacto negativo

Simon O’Connor, portavoz del finlandés Jyrki Katainen, comisario europeo para la Economía, ha comentado que “desafortunadamente los datos de hoy indican un retraso del crecimiento (...) lo que tendrá un impacto negativo sobre las finanzas públicas”. “Hay que reconstruir el país, pero no hacen faltas otros recortes, sino inversiones en nuevas fábricas e infraestructuras”, ha dicho el economista Giacomo Vaciago.

De su parte, Raffaele Bonanni, secretario de la central obrera centrista CISL, segundo sindicato del país, ha reivindicado “un corte más amplio y estructural de los impuestos sobre los trabajadores y las empresas que invierten”. Añade que “Europa nos recomienda trasladar los gravámenes sobre el consumo”.