Frente a la competencia de los países con bajos costes laborales, apuesta firme por la tecnología. Esa es la receta que ha seguido la empresa zaragozana Moldes J. Cereza y que tan buenos resultados le ha dado. Gracias a ello logró sobrevivir a la crisis sufrida por el sector entre el 2004 y 2007, que supuso la desaparición del 80% de los talleres en España. La estrategia de esta pyme familiar fue implantada por su fundador, Javier Cereza Abiol, y ha continuado bajo la gestión de la segunda generación, que en los últimos años ha llevado a cabo un ambicioso plan de inversiones -de 7,5 millones de euros- con el que ha renovado y modernizado al completo sus procesos productivos. Comenzó a ejecutarse en el 2008 y ha culminado este año con la adquisición de una máquina puntera en el mercado nacional, de 1,3 millones de euros, con la que podrá fabricar moldes más grandes y complejos.

La compañía, fundada en 1990, está dedicada al diseño, fabricación, modificación y reparación o mantenimiento de moldes de acero para transformación de plástico y materiales no férricos (aluminio y zamak) en procesos de producción en serie, así como moldes prototipo en aluminio. Inicialmente trabajaba para la industria del juguete y la electricidad, pero con el cambio del siglo pasó a centrarse en el automóvil, que hoy supone el 90-95% del negocio. Sin embargo, está tratando de diversificar sus clientes hacia otros sectores, principalmente al del electrodoméstico.

Moldes J. Cereza pudo sortear la crisis que asoló la economía española gracias a la mejora de la productividad lograda con las inversiones en maquinaria y al crecimiento en el mercado exterior. «Mi padre fue un visionario al apostar por tener la última tecnología, por reinvertir los beneficios en máquinas que nadie tenía en España. Eso nos aportó una ventaja competitiva», explica Javier Cereza, gerente de la firma familiar, en la que su hermano Diego dirige la producción.

A máximia capacidad / La empresa cuenta hoy con 38 trabajadores frente a los 24 que tenía en el 2008. En el 2016, generó tres puestos de trabajo y a corto plazo seguirá elevando la plantilla, según sus gestores. «Ahora mismo estamos a máxima capacidad, trabajamos al 100%», aseguran. Al mismo tiempo, las ventas en España ganan de nuevo peso año a año y rondan el 50% del total después de varios años en los que las exportaciones llegaron a suponer el 80% de la facturación.

En el 2015, la firma amplió sus instalaciones del polígono Malpica, donde cuenta con dos talleres y 2.200 metros cuadrados construidos. Con la última máquina adquirida, sumará seis equipos con lo último en tecnología (diseño y mecanizado en cinco ejes y alta velocidad). «No somos los más grandes, pero tecnológicamente estamos en la vanguardia del sector: tenemos lo mejor de lo mejor», destaca el director.