El sector del automóvil está batallando las últimas semanas en varios frentes. Por un lado las amenazas arancelarias de Donald Trump y su propuesta impositiva del 25% a los coches de importación, por otro el tema del WLTP la nueva normativa europea de emisiones que marcará el ritmo de homologación en todos los países de la Unión Europa y puede retrasar la llefada de nuevos productos, y finalmente está otro tema peliagudo: el Brexit.

Y es que las marcas británicas (o que tienen su base en Gran Bretaña) son las que pueden pagar más caro toda esta nueva situación eco-política. Nissan y Jaguar-Land Rover están trabajando para tratar que el tsunami que se avecina no maltrate sus espacios financieros.

Esta semana el consejero delegado de Jaguar Land Rover, Ralf Speth, aseguraba que el Brexit podría costarle a la empresa una factura anual de 1.200 millones de libras (unos 1.360 millones de euros). Ante esta posibilidad Speth ha querido trasladar al gobierno de Theresa May, "de manera urgente", garantías para las compañías una vez se produzca la desconexión de la Unión Europea.

Proteger al consumidor

El responsable del grupo automovilístico británico de vehículos premium considera que es necesaria "obtener una mayor certeza para seguir invirtiendo fuertemente en Reino Unido y proteger a nuestros proveedores, clientes y 40.000 empleados británicos", subrayó. En este sentido Luís Antonio Ruiz, presidente de Jaguar-Land Rover en España, también señala que "la clave es organizar bien el reparto de costes. El mundo del automóvil está tan globalizado que es difícil plantearse un escenario radical en este tema. Veremos como evoluciona, pero no será fácil para nadie".

El impacto que el Brexit puede suponer de manera inmediata supone que Jaguar-Land Rover debería ajustar "drásticamente" sus gastos. Según Speth "hemos invertido y gastado alrededor de 50.000 millones de libras (56.633 millones de euros) en Reino Unido en los últimos cinco años, y tenemos planes de invertir otros 80.000 millones de libras (90.612 millones de euros) más en los próximos cinco años. Esto estaría en peligro si nos enfrentamos a un resultado equivocado", advirtió.

Desde su perspectiva, el responsable del grupo destacó que "durante más de 250 años, desde la época de Adam Smith, Reino Unido ha defendido siempre el libre comercio, y para que la industria de la automoción británica continúe siendo competitiva en todo el mundo y asegure el puesto de sus empleados no se deben imponer aranceles a Reino Unido tras el Brexit".

Electrificación, conectividad y Nissan

Para salir de inmediato del conflicto económico que puede suponer, Speth señaló en un comunicado del grupo que "la electrificación y la conectividad son dos grandes oportunidades económicas y de producción, por lo que una 'mala salida' de Reino Unido de la UE dejaría a los británicos sin la oportunidad de liderar la nueva movilidad inteligente".

Precisamente ante esta nueva tesitura también se puede enfrentar Nissan que produce en Sunderland (Reino Undido) algunas unidades del modelo eléctrico Leaf y su estrella líder del segmento SUV el Qashqai. Con la perspectiva de nuevos aranceles a los productos británicos, la marca de la alianza con Renault y Mitsubishi podría llegar a plantearse deslocalizar parte de la producción de estos modelos para pasar a hacerlo en una factoría en suelo europeo.