Dentro de unos días puede ser elegida como la mejor granja de cerdos de España gracias, entre otras virtudes, a una cifra: 33,3. Es la cantidad de lechones destetados por cerda y año capaz de producir Impoala, una explotación situada en los montes de Zuera con un censo de 1.450 reproductoras propiedad de la empresa fragatina Piensos Costa. El viernes 21 se celebrará la XXI Edición de los Premios Porc d'Or a la excelencia en la producción porcina y opta al premio de la máxima categoría, la de Diamante. Para ello, el jurado valora los índices globales de las explotaciones. Asimismo, tiene en cuenta el tamaño, equilibrio y estabilidad de la estructura demográfica de la explotación, así como criterios relacionados con las medidas de bioseguridad, higiénico-sanitarias y de manejo.

Desde su creación, en el 2009, Impoala ha estado nominada a estos galardones todos los años y ha sido premiada en varias ocasiones. La granja funciona con el núcleo genético dentro de la propia explotación, ya que produce las futuras bisabuelas --de raza largewhite--, abuelas --cruce con landrace-- y madres, lo que aporta una estabilidad sanitaria. "Está dividida en 21 lotes de unas 80 cabezas que se inseminan, gestan, paren, completan 28 días de lactancia, se destetan y vuelven a empezar el ciclo, hasta seis veces cada madre", resume Nacho Saz, propietario de la instalación junto a su socio David Tremps.

En la primera fase, las cerdas se inseminan artificialmente. En este punto es importante la labor de los machos. "Conservamos un pequeño grupo para la recela. Todos los días, a las 8 de la mañana y las 6 de la tarde, se pasean por la nave para que las hembras los huelan y los vean, con el fin de que se estimulen y ovulen más", describe Saz. A los 28 días se les hace una ecografía y las que están preñadas pasan a la siguiente etapa. A partir de entonces tienen que estar sueltas por la Ley de Bienestar Animal, con un máximo de 15 cabezas por parque y una temperatura que ronda los 23 grados. Una vez que tiene lugar el parto, en las salas de maternidad permanecen otros 28 días amamantando a sus lechones. "Normalmente alumbran 17 crías, pero sobreviven 15", matiza Saz. Nacen con un peso de entre un kilo y 1,5 kilos; cuando alcanza los 6,5, se les destetan. "Dos semanas antes se les va acostumbrando al pienso", añade.

Construida en una parcela de siete hectáreas con una inversión superior a los dos millones de euros, la explotación cuenta con ocho trabajadores y, a falta de cerrar la financiación necesaria con las entidades bancarias, la intención de Saz es duplicar la capacidad dentro de un año.

Aunque Saz y su socio son los dueños de la instalación, la propietaria de los animales es la empresa familiar Piensos Costa, que lleva más de 30 años dedicada a la cría y engorde de cerdos y a la elaboración de alimentación animal. No en vano, es la segunda productora de porcino a nivel nacional, con un millón y medio de animales sacrificados cada año, y 30 millones de kilos de pienso elaborado al mes. "Tenemos 30 explotaciones, el 80% integradas y el resto, propias", explica Eduardo Costa, responsable de producción animal de la compañía, que se lamenta de la pérdida del valor añadido. "No tenemos mataderos y el 80% de nuestra producción se sacrifica en Cataluña", reconoce.

Piensos Costa, con más 300 empleos y 200 millones de facturación, es habitual en la lista de vencedores de los Porc d'Or año tras año. "Pero no trabajamos para ganar premios, sino para ser eficientes en un sector muy duro", matiza Costa, que confiesa que el galardón que más ilusión le ha hecho fue el que recibió el patriarca, José María Costa, el año pasado, por toda una vida dedicada al sector.