En el tradicional maletín, entre las piezas de un camión de juguete, en cigarrillos perfectamente liados o en simples bolsas de plástico a los pies del conductor, el dinero contante y sonante se "escapa" de España en coche hacia las vecinas Andorra o Portugal e, incluso, llega a cruzar el charco en avión.

Imposible saber cuánto dinero sin declarar sale de nuestro país, porque imposible es también parar a todos los conductores que se dirigen por la A-5 a Portugal y a los que entran en Andorra por la aduana de La Farga de Moles, o revisar uno a uno a todos los pasajeros que vuelan desde los aeropuertos españoles a Iberoamérica, Asia o África.

Solo en los seis primeros meses del año la Guardia Civil en el aeropuerto barcelonés de El Prat ha levantado un centenar de actas por pasajeros que sacaban de España, sin haberlo declararlo previamente, cantidades superiores a 10.000 euros, cifra máxima que puede salir o entrar libremente del país sin pasar por la Aduana.

Unas actuaciones que han supuesto, según han señalado a Efe fuentes del instituto armado en El Prat, la intervención por parte de los agentes de 2,1 millones de euros y 71.000 libras, por lo que de seguir así este año podrían superarse los 2,7 millones de euros y 252.000 dólares detectados en 2013, cuando la Guardia Civil levantó en ese aeropuerto 126 actas por este motivo, o los 2,8 millones de 2012 (129 actas).

Cifras similares a la media de dinero no declarado que se aprehende en la aduana de La Farga de Moles (Lleida), donde cada año se llevan a cabo unas 100 actuaciones con un volumen importante de aprehensiones que suman más de 3 millones de euros, como dice a Efe el teniente Alberto Blanco, jefe del Resguardo de esta aduana.

Otro punto caliente para la salida del dinero en metálico es la frontera de Caya (Badajoz). La autovía A-5 es el trayecto que recorren los billetes hasta Portugal, donde este año la unidad de patrulla fiscal y de fronteras de la Guardia Civil ha impedido que lleguen hasta el país vecino al menos 403.000 euros en cuatro actuaciones, en las que se ha denunciado a diez personas.

¿Quién lo saca? El perfil es diverso y el motivo también. Desde el inmigrante que viaja a su país de origen y lleva el dinero que ha ganado en España para la familia o invertir, hasta el pequeño empresario del ladrillo que ingresa sus beneficios en cuentas opacas de Andorra, por ejemplo, o el delincuente que blanquea el fruto de sus actividades ilícitas.

Mucha gente -señala el teniente Blanco- ve Andorra como un paraíso fiscal y elige sus entidades bancarias para depositar un dinero que obtiene en España con sus actividades económicas, pero que no declara al fisco.

Se trata en muchas ocasiones de empresarios con una media de edad de entre 40 y 50 años, altos directivos o profesionales liberales, como abogados, que facturan en B.

Incluso personas que no declaran la totalidad del dinero obtenido con la venta de inmuebles y lo ingresan en cuentas bancarias de Andorra para disponer de él cuando quieran. Dinero negro que nunca va a ser blanco. En suma, evasión fiscal.

Hacia Portugal, explican las fuentes, sale dinero en metálico para comprar propiedades que se pagan a "tocateja" o adquirir ropa y artículos de imitaciones de grandes marcas. Son pagos en negro con un dinero que, en algunas ocasiones, transportan meros "correos".

También es variopinto el perfil del pasajero que vuela con cantidades que superan el límite legal sin declarar. Muchos son inmigrantes que viajan a sus países de origen con dinero que han ganado trabajando.

La crisis también ha dejado su huella en estos casos y, como resalta la Guardia Civil de El Prat, de los alrededor de 20.000 euros que sacaban en época de vacas gordas, se ha pasado a los 12.000 ó 14.000 actuales.

Desde este aeropuerto parten a su país muchos ciudadanos asiáticos con importantes cantidades en metálico, así como miembros de redes organizadas con dinero procedente del narcotráfico o simplemente personas que quieren eludir al fisco.

No es fácil detectar el dinero y es la pericia de los agentes la que en la mayoría de las ocasiones da al traste con los deseos del evasor de llevárselo a otro país.

A falta de perros suficientes adiestrados en la detección de dinero, el "olfato" de los guardias civiles no falla. La reiteración de viajes por los pasos fronterizos en poco tiempo, el nerviosismo o contradicciones en las respuestas de los conductores o pasajeros, o el viaje de madrugada de un matrimonio de apariencia normal son motivos de sospecha que finalmente han dado "positivo".

Y en ese afán de pasar desapercibido para no levantar sospechas, los métodos de ocultación del dinero son hasta rudimentarios, como una simple bolsa de plástico a los pies del conductor, el maletín tradicional, el doble fondo de la maleta o la guantera del coche.

Pero hay quien es más rebuscado y sofisticado. En El Prat aún recuerdan el camión de juguete que entre sus piezas escondía un millón de euros o los billetes de 500 euros camuflados entre el papel de cada cigarrillo y el tabaco.

Gracias a que un agente fumaba la misma marca de cigarrillos, el "alijo" fue descubierto, ya que el guardia civil se percató de que el cartón de tabaco del pasajero pesaba más que el que él compraba para su consumo.

Botes de spray, el manual de instrucciones del coche, el propio cuerpo o simplemente los bolsillos han servido para ocultar el dinero.

Recuerdan las fuentes consultadas que los portadores del dinero -cuanto más alta es la cantidad más sospechosa es su procedencia- conocen perfectamente el límite legal que puede sacarse sin declarar, pero hay quien no ha sumado a los 10.000 euros permitidos la "calderilla" de entre 400 y 500 euros que pueden llevar en la cartera, ha sobrepasado la cifra y se les ha aprehendido todo.

Pero no se preocupen. La legislación permite a la Guardia Civil dejarles hasta 1.000 euros de supervivencia para los gastos. El resto lo entrega al Banco de España.

No termina ahí el proceso. A partir de ese momento el portador de los billetes tendrá que acreditar su procedencia y da comienzo otra investigación. De su resultado dependerá la sanción y la devolución o no del dinero.