Según el filósofo ciberpunk David de Ugarte, el futuro que viene camina hacia una nueva economía compartida, un nuevo marco de relaciones P2P entre ciudadanos y empresas que llegará a conformar una patria transnacional, donde el cooperativismo representará la más perfecta forma de organización.

Más allá del discurso de Ugarte para repensar las estructuras de producción, lo cierto es que las experiencias de consumo colaborativo no han dejado de crecer en los últimos años: Goteo para la financiación colectiva, Couchsurfing para compartir alojamiento, SocialCar para intercambiar coches o Guifi para colectivizar redes de datos, son algunos ejemplos visibles de miles de iniciativas que como recordaba en su última ponencia Javi Fernández, responsable de proyectos en Zaragoza Activa, mueven ya 490.000 millones de dólares en el mundo.

No se trata sólo de abundar en la justicia social redistributiva, reduciendo intermediarios y recortando los beneficios industriales, sino de ir más allá, generando estructuras económicas y sociales más democráticas, y por tanto, cargadas de legitimidad para gestionar el procomún: la constelación de bienes cuya propiedad corresponde por derecho o costumbre a la colectividad, desde lo obvio como el espacio público o la cultura, a lo vedado como las infraestructuras de redes de datos o transportes.

Ante quienes pueden ver cierta deriva ideológica, de Ugarte se encarga de recordar que el cooperativismo fue anterior a las estructuras sindicales de clase, y que por ejemplo, ha encontrado en la ética católica un fuerte apoyo a lo largo de la historia. Así, fue el sacerdote Arizmendiarrieta quien impulsó la fundación del Grupo Mondragón.

Todas estas fórmulas de organización económica representan también un nuevo relato para superar la crisis moral de nuestra sociedad híper consumista, una vez que la cruda realidad nos ha demostrado que el crecimiento no es ilimitado.

Si usted piensa que esto parece una utopía construida con ejemplos remotos para hacer bonito en las diapositivas, visite casos cercanos como Coop57 o el proyecto Luis Buñuel de A.V.Lanuza. Y les dejo una pregunta ¿Para cuándo un gran grupo cooperativo en Aragón?