«Es un cambio de persona, pero no de política». Así ven en la gestora de activos DWS la elección de la actual directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, como sustituta de Mario Draghi, al frente del Banco Central Europeo (BCE) a partir del próximo 1 de noviembre. Su predecesor deja el listón muy alto.

«Los mercados ven positivo que no sea un alemán el próximo presidente y eso disipa incertidumbres e indica una posible continuidad de la política monetaria», destaca Guillem López Casasnovas, catedrático de Economía de Economía de la Universitad Pompeu Fabra y antiguo consejero del Banco de España.

Una de las opciones que se habían barajado para el puesto era la de Jens Weidmann, presidente del todopoderoso Bundesbank. Es un halcón de la ortodoxia monetaria y crítico con la política de Draghi, a pesar de que últimamente había moderado su discurso para ganar adeptos. Los equilibrios en el tablero del reparto de cargos en la UE se decantaron finalmente en favor de una abogada y política con agenda y contactos internacionales y bregada en combatir crisis, desde la griega a la pugna comercial entre EEUU y China. Quizá será por su pasado como nadadora de natación sincronizada.

Un aspecto en el que Lagarde, considerada años atrás una de las mejores ministras de Economía de la zona euro por el Financial Times, puede destacar es en presionar a los gobiernos para que actúen mucho más la política fiscal y las reformas estructurales para afianzar el crecimiento ante una futura recesión, destacan desde la gestora Pimco.

Rubén Segura-Rubén Cayuela, economista jefe para Europa de Bank of America destaca que quizá Lagarde sea más experta en forjar que en crear consensos, como Draghi. «El gran riesgo es que acabemos con un BCE más a lo Trichet (presidente del BCE anterior a Draghi) que a lo Draghi, o sea, más reactivo que proactivo». Se mantienen las perspectivas de relajación monetaria y ha empezado a cotizar la posibilidad de tres bajadas de tipos de interés de 10 puntos básicos entre el 2019 y el 2020, afirma el experto.

López Casanovas considera que está «fuera de lugar» descalificar a Lagarde por no ser economista sino abogada. Su experiencia en las finanzas internacionales está probada. Y si se trata de política monetaria, se ha alineado con la de Draghi. Si de algo recelan los mercados es de la incertidumbre y se ha disipado por el momento.

Las dudas se han trasladado ahora al FMI para saber quine relevará a Lagarde. Ya se ha postulado el exministro de Economía británico, George Osborne, pero el responsable del Banco de Inglaterra, Mark Carney, podría cerrarle el paso. Pero hay otros candidatos, como el director del Banco de Pagos Internacionales, Agustín Carstens, por poner solo unos ejemplos.