L viabilidad de Leciñena solo será posible con una reestructuración de su deuda y también de su plantilla. La histórica compañía de carrocería aragonesa presentará hoy el concurso de acreedores al que se acoge ante la imposibilidad de hacer frente a sus obligaciones económicas. Tras ello, el objetivo es que la empresa pueda ser reflotada de la mano de los administradores concursales, pero para hacerla viable resultará casi inevitable la presentación de un ERE de extinción que afectará a buena parte de los 130 trabajadores que integran la plantilla. "La estructura está sobredimensionada y lo más importante es hacerla viable", según apuntaron ayer fuentes de Cuatrecasas, el despacho de abogados que asesora a la empresa en este proceso.

Por tanto, el futuro de Leciñena pasa por adaptarse a las actuales circunstancias económicas y de mercado, que se ha visto fuertemente dañado en los últimos cinco años. En este periodo, la compañía redujo más de un 50% su facturación, que en el 2012 fue de 18 millones de euros, mientras que en el 2013 se situará en cifras similares.

Este desplome de la actividad y la deuda contraída con las entidades financieras han originado un pasivo de unos 40 millones de euros (25 millones de pasivo directo), lo que ha desembocado en la suspensión de pagos. Parte de ese apalancamiento procede del que iba a ser su proyecto estrella: abrir unas nuevas instalaciones en La Muela y crear un parque de proveedores, un proyecto que contemplaba 30 millones de desembolso, aunque finalmente solo se ejecutaron 15 millones. Hoy, Leciñena apenas lo utiliza como destino final del estoc productivo.

Desde Cuatrecasas apuntaron ayer que, en este contexto, la viabilidad de la empresa pasa, además de por una reestructuración, por un posible socio o comprador de la compañía, extremos todos ellos que se están sondeando. "No se descarta ninguna posibilidad", señalaron desde el despacho de abogados.

UN VÍA CRUCIS DE 5 AÑOS Tras el estallido de la crisis, la propiedad ha tratado "por todos los medios de hacer viable la empresa", indicaron las mismas fuentes. Ni las tres reestructuraciones financieras de la deuda, ni los cinco EREs que lleva la plantilla a sus espaldas --tres de extinción y dos de suspensión-- han conseguido aliviar la situación económica de Leciñena.

A partir de ahora se abren muchas incógnitas y una de ellas es si finalmente se retomará la actividad productiva en la planta de Utebo. De momento, la plantilla insiste en que no irá a trabajar si la deuda que la empresa tiene contraída con los empleados supera los 120 días (cuatro mensualidades). En estos momentos, el comité ha denunciado el impago de tres nóminas. "No queremos trabajar si no vamos a cobrar", dijo ayer un trabajador.

Otro de los problemas a los que se enfrenta Leciñena es la falta de suministros para fabricar, ya que, aunque hay pedidos pendientes, algunos de los proveedores no sirven piezas a la empresa debido a los impagos.