La cumbre del G-20 está siendo un mal trago para el presidente ruso, Vladimir Putin. El mandatario está teniendo que soportar las vehementes críticas y amenazas de sanciones que por todos los flancos le llegan por la intervención de Rusia en Ucrania, sobre todo a raíz de que esta semana la OTAN denunciara la entrada en territorio ucraniano de tropas de combate rusas, así como de equipos antiaéreos y de artillería. Tal ha sido la presión durante la cumbre que un miembro de la delegación rusa filtró a la prensa la intención de Putin de irse antes de tiempo del encuentro de líderes mundiales. En concreto, Putin se saltaría la sesión de trabajo entre líderes mundiales que ha de celebrarse hoy.

Sin duda, el líder occidental que con más vehemencia le cantó las cuarenta a Putin fue el primer ministro canadiense, Steve Harper, que cuando tuvo ante sí al mandatario ruso le dijo: «Bueno, creo que voy a darle la mano, pero solo tengo una cosa que decirle: ustedes tienen que marcharse de Ucrania». El portavoz del primer ministro canadiense señaló que la respuesta de Putin «no fue buena» pero no dio más detalles.

El presidente estadounidense, Barack Obama, no escatimó tampoco en críticas a su homólogo ruso. Obama calificó la estrategia de Rusia en Ucrania «como una amenaza para el mundo como hemos visto con el terrible derribo del avión MH17». Desde la Unión Europea (UE) también llegaron abundantes condenas y amenazas. Así, la cancillera de Alemania, Angela Merkel, anunció que la UE está planeando ampliar las sanciones financieras a individuos rusos. «La situación actual no es satisfactoria. Aumentar la lista de personas [sobre las que imponer sanciones financieras] está actualmente en nuestra agenda», afirmó. De hecho, el presidente del Consejo de Europa, Herman van Rompuy, anunció que mañana los ministros de Exteriores de la UE se reunirán para decidir si se adoptan nuevas sanciones.

El primer ministro británico, David Cameron, mantuvo una reunión de 50 minutos con Putin, durante la que le alertó de que la creciente tensión entre Rusia y Occidente está llevando su relación a un punto de no retorno. Cameron llegó a calificar de «machismo internacional» las operaciones militares realizadas en las últimas semanas por Rusia, cuyos barcos y submarinos han sido detectados en aguas territoriales de Suecia y Australia y cuyo ministro de Defensa ha anunciado que bombarderos rusos sobrevolarán la costa de EEUU y el mar Caribe.

El aislamiento de Putin en esta cumbre ha sido constante, pues ha sufrido desplante tras desplante. Así, a su llegada, fue recibido por un asistente del ministro de Defensa australiano, mientras que a los presidentes de EEUU y China los esperó a pie de pista el gobernador general y el fiscal general del país. A la hora de la foto de familia del conjunto de líderes, Putin fue colocado en la parte exterior del grupo.

Ante esas críticas, el mandatario ruso contestó a las exigencias para que Rusia se vaya de territorio ucraniano insistiendo en que Moscú no tiene nada que ver con lo que ocurre en ese país. «El presidente respondió que, lamentablemente, esto es imposible, ya que nosotros no estamos allí», dijo Dmitri Peskov, el portavoz del Kremlin.

MANIFESTACIÓN CIUDADANA

En la calle, el rechazo a Putin era aún mayor. Varios cientos de personas, la mayoría de ellos australianos de origen ucraniano, se manifestaron gritando «Putin asesino». Los manifestantes llevaban banderas de los países de las víctimas del avión MH17.