Mientras que los sindicatos dan por hecho que el Gobierno adoptará antes de fin de año varias medidas contundentes que serán prácticamente una contrarreforma laboral, la tercera parte de esta negociación, la patronal, ha endurecido su oposición a los cambios que quiere introducir el Ejecutivo. Si el pasado viernes era la CEOE la que expresaba su sorpresa e indignación por las informaciones que ya daban por cerradas las medidas, ayer fue el Instituto de Estudios Económicos (IEE), la asociación de estudios vinculada a las grandes empresas, la que advirtió de que esta contrarreforma laboral «será un arma de destrucción masiva de empleo».

«Si se materializaran las propuestas del Gobierno en lo concerniente al salario mínimo interprofesional (SMI), la negociación colectiva, al destope de las cotizaciones sociales y el registro de los horarios de las empresas, se cometería un verdadero empleocidio», afirmó el presidente del IEE, José Luis Feito, en la presentación del informe de coyuntura económica del instituto. En este sentido, explicó que las consecuencias de las medidas que el Ejecutivo pretende llevar a cabo en materia laboral se producirán cuando llegue la próxima recesión.

Fuentes del Ministerio de Trabajo, por su parte, no dan por roto el diálogo social con la parte empresarial ni dan por segura la adopción inmediata de una contrarreforma laboral. Aún se confía en avanzar en acuerdos con la patronal CEOE. Sobre la mesa está recuperar la ultraactividad de los convenios colectivos (prórroga automática de estos mientras se logra uno nuevo) y el registro obligatorio de horario en los centros de trabajo para acabar con abusos en el ejercicio de horas extra. El punto más complejo es el que pretende recuperar la primacía del convenio sectorial sobre el de empresa con la que acabó la reforma laboral del PP. Ahí reside la verdadera contrarreforma y el principal punto de oposición de los empresarios.