Las diferentes organizaciones que están detrás de la huelga feminista del 8 de marzo quieren que el Día Internacional de la Mujer del 2018 sea histórico. Por primera vez en España, los sindicatos mayoritarios han respaldado los paros laborales y todo apunta a que la protesta de este año marcará «un antes y un después» en esta celebración. La movilización, eso sí, no será solo laboral. La Comisión del 8-M, la plataforma de organizaciones feministas que ha impulsado y coordinado en origen la convocatoria, aspira a que la sociedad secunde una huelga de empleo, de estudiantes, de cuidados y también de consumo.

Así, la citada comisión, cuya movilización está dirigida solo a la mitad de la población, insta a las mujeres a no ir ni al trabajo ni a clase, a no consumir y a no asumir los cuidados de familiares (las féminas dedican el doble de horas al trabajo no pagado).

Con todo, se prevé que los efectos más visibles de la protesta se vean en el ámbito laboral, ya que, a diferencia del año pasado, los sindicatos mayoritarios han apoyado la huelga (aunque sea de forma parcial). Su llamamiento, eso sí, va dirigido a toda la población y propone un paro de dos horas por turno: de 11.30 a 13.30, de 16.00 a 18.00 y las dos primeras del turno de noche (en la industria serán las dos últimas horas de cada uno de ellos). Sindicatos como CGT o CNT apoyan el paro de 24 horas, en línea con la Comisión del 8-M.

UNA BATALLA DURA Y DIFÍCIL

«Plantear una huelga general nos parecía exagerado porque esta lucha va a ser un proceso largo y difícil», subrayó ayer el líder de UGT Aragón, Daniel Alastuey, en la presentación de los actos del 8-M, a la que también acudieron su homólogo en CCOO, Manuel Pina, y las responsables de las áreas de Igualdad de UGT y CCOO, Pura Huerta y Elena Pérez.

Todos ellos subrayaron que sobran los motivos para secundar los paros y también las manifestaciones que se celebrarán el 8-M en las tres capitales aragonesas. En Zaragoza, partirá a las 19.00 horas de la Glorieta Sasera y concluirá en la plaza del Pilar.

Los representantes sindicales reclamaron ayer una ley de igualdad retributiva y de transparencia salarial para luchar contra la brecha de sueldos entre sexos e instaron a los ciudadanos a reflexionar sobre el hecho de que la tasa de paro femenino sea un 3,5% superior, que un 74% de los empleos a tiempo parcial los ocupen las mujeres o que cobren un salario inferior a unos 6.000 euros anuales.

«La brecha se ha ampliado en los últimos años y en Aragón ya supone el 25,8%, frente al 22,8% del conjunto del país», lamentó Huerta, que recordó que ayer se celebraba precisamente el Día Europeo de la Igualdad Salarial.

El hecho de que las mujeres copen los contratos a tiempo parcial y los temporales, con sueldos más bajos, explica en parte esa brecha salarial a nivel estadístico, aunque los sindicatos también pusieron el acento en el llamado «techo de cristal». «Esas diferencias en las retribuciones se deben además a que son pocas las mujeres que alcanzan puestos de dirección», subrayó Pina. Algo que, según Huerta, ocurre en muchos sectores a pesar de que el porcentaje de licenciadas es superior.

Los sindicatos alertaron además de que esa brecha se incrementa cuando los trabajadores pasan a la jubilación. De hecho, en Aragón esas diferencias alcanzan el 37%. Para reducirlas, Alastuey consideró «fundamental» poner fin a las interrupciones de las carreras profesionales de la mujeres. «Son muchas las que abandonan su empleo para cuidar de hijos o mayores; eso tiene que acabar y la única forma de hacerlo es que sea el Estado el que provea esos cuidados», señaló Alastuey, que apuntó que celebrarán asambleas en centros de trabajo y buscarán el apoyo de partidos e instituciones para que aprueben mociones en apoyo en la huelga.

Las centrales destacaron que «lo importante» es «generar conciencia» en la ciudadanía para que la presión de la calle impulse cambios sociales y legales que permitan la igualdad real de las mujeres. «El Gobierno actual no está por la labor, así que no queda otra», concluyó Alastuey.