Agosto es el mes al que dio nombre el emperador Octavio Augusto para emular a Julio César, que hizo lo propio con julio. Un mes especial en el hemisferio norte: el de las vacaciones y el fin del trabajo. Y como tal, un mes en el que suelen escasear las referencias. "Luna de agosto, madre y señora del vino / hazme encontrar el camino, luna de agosto. / Hazme llegar a mañana, sin este sueño asesino / madre y señora del vino, luna de agosto", como cantaban los Radio Futura. Los pocos inversores que no se han retirado del mercado estos días podrían cantar algo parecido. Les faltan certidumbres que les permitan decantarse por las compras o las ventas.

La tendencia en las bolsas en buena parte de la primera parte del año apuntaba hacia arriba. Pero las dudas que rodean al mercado y el temor a haber sobrecomprado las tienen empantanadas desde hace semanas. El domingo se despejó una de las mayores incertidumbres: el Estado portugués intervino el Banco Espírito Santo y la medida fue ayer bien acogida, con subidas de la bolsa lusa y caídas de su prima de riesgo. No fue suficiente, no obstante, para levantar el ánimo de los inversores de forma global. Sigue la calma chicha a falta de datos económicos relevantes y a la espera de ver cómo evolucionan los conflictos de Ucrania y Oriente Medio. Así, el Ibex 35, que llegó a avanzar el 0,5%, cerró con un descenso del 0,17%, a los 10.496,2 puntos. La prima de riesgo cayó hasta los 135 puntos básicos.