Aunque parezca lo contrario, porque los bancos han dado argumentos a destajo a los consumidores para reclamar ante la justicia, este no es país para litigios judiciales. En realidad, los usuarios se resisten a acudir a los abogados y emprender demandas para exigir sus derechos como consumidores. La falta de costumbre ha permitido que «en este país les resulte muy barato a las grandes compañías hacer trampas y robar a los consumidores, porque estos tienen mucha reticencia a ir a juicio». Quien lo dice es Jesús María Ruiz de Arriaga, fundador del bufete Arriaga y Asociados, azote del sector financiero español con más de 100.000 casos judicializados, aún sin sentencia y más 35.000 en trámite. Los jueces le han dado la razón ya en más de 50.000 demandas que han permitido a sus clientes recuperar casi 1.000 millones de euros.

El método Arriaga le ha impulsado como «el primer despacho europeo de consumidores», afirma el fundador, y figura entre los 10 grandes bufetes del país. «Con la diferencia de que los grandes defienden a la banca y a las corporaciones internacionales», dice. Su método es sencillo: «Los clientes son miedosos a la hora de litigar, así que pagan una única cuota cuando aceptamos el caso, y no pagan nada más cuando termina», afirma. Si hay costas a cargo del cliente, las asume el despacho, pero si las costas corresponden al banco, las cobra Arriaga. «‘Yo quiero mi dinero’, nos dice el cliente y eso es lo que recibe», agrega. «Nuestro porcentaje de éxito es bastante alto: en demandas hipotecarias estamos en el 98%», detalla este exfraile y abogado, que suma otras tres licenciaturas y 12 másteres cursados en diferentes centros universitarios españoles.

Embargar a los bancos

Reclamar las costas a los bancos no es tarea sencilla. Con cierta frecuencia el despacho se ve obligado a pedir el embargo de las cuentas de los bancos en el Banco de España para cobrar. Es decir, «acabamos ejecutando a los bancos con más frecuencia de la que querríamos. Se hacen los remolones», explica. El método Arriaga implica encontrar nichos donde hay un abuso generalizado, «ya que es mejor concentrarnos en una cosa o en dos causas que afectan a muchas personas, que querer hacerlo todo y llegar a muy poca gente. Somos un despacho de consumidores», afirma. Quitar los avales de los bancos, que devuelvan los intereses que han pagado de más los clientes, el importe de las preferentes o el dinero de la salida a bolsa de Bankia son los casos que han alimentado el crecimiento de este despacho que tiene presencia en toda España. Tiene una plantilla de 600 personas y da empleo indirecto a otras 500 personas. Su plantilla está formada por abogados jóvenes, con una media de edad de 30 años. «Los formamos en Arriaga y no nos sabe mal que luego se vayan, si los ficha otro despacho», con mejores condiciones, se supone.

La firma está en proceso de selección de personal. Se prepara para una nueva batalla judicial contra la banca cuando el Tribunal Supremo aclare su doctrina sobre el impuesto de actos jurídicos documentados. Al margen de lo que resuelva el pleno, Arraiga cree que «los jueces tienen que seguir la jurisprudencia de la sentencia que se comunicó el día 16 de octubre». Aclara que su despacho ya está recibiendo sentencias favorables a que se devuelva el dinero, «porque ya se ha creado jurisprudencia», dice. Basta con dos sentencias en el mismo sentido o con la resolución del pleno del Supremo. «El pleno pueden hacer muchas cosas. Puede cambiar la jurisprudencia, pero si contradijera la sentencia sería algo inaudito, pero técnicamente pueden cambiar la jurisprudencia. Todo apunta a que no, porque sonaría a pucherazo, con todas las dudas que se han generado sobre la independencia del Tribunal Supremo». Arriaga no confía demasiado en las altas instancias de la Justicia: «El Consejo General del Poder Judicial ha tomado decisiones que solo benefician a los bancos», defiende en relación al sistema para reclamar las cláusulas suelo.

Colapso

«Y eso ha sido una estrategia para que los abogados tengamos problemas financieros para soportar ese procedimiento porque cobramos al final», precisa en relación con que esas reclamaciones pueden prolongarse varios años por el colapso de los juzgados. También le parece «sospechoso» que el Supremo tenga que ser corregido con frecuencia por la justicia europea. Tampoco confía en los bancos. Su despacho se financia con recursos propios o con inversores profesionales. ¿Garantía de independencia? «Afirmativo», responde. Esa independencia --y una gran inversión en publicidad-- sostienen el método. Pero su estrategia se basa en que siempre habrá compañías contra las que litigar porque «es fácil engañar al consumidor».