George Bush padre parecía imbatible en las elecciones a la presidencia estadounidense de 1992. Bajo su primer mandato había acabado la Guerra Fría y su país había vencido en la del Golfo. James Carville, estratega electoral de Bill Clinton, decidió basar la campaña en aspectos de política interna y puso un cartel con tres mensajes en las oficinas centrales de su candidatura: "1: Cambio vs. más de lo mismo. 2: La economía, estúpido. 3: No olvidar el sistema de salud". El segundo hizo fortuna y desde entonces se han empleados variantes del mismo con todo tipo de conceptos. Hace no demasiado, por ejemplo, se podía leer con temas como la deuda o el déficit.

Pero esos tiempos parecen haber pasado. La prioridad de los inversores es ver cómo de sólida es la recuperación económica. Así se explica que la buena subasta del Tesoro de ayer (vendió bonos a 10 años con un interés inferior al 3% por primera vez) pasase desapercibida. En cambio, se prestó más atención a las caídas de los índices adelantados de los sectores de manufacturas y servicios europeos, particularmente al de Francia, que se situó en un nivel contractivo. Tampoco levantaron el ánimo ni las actas de la última reunión de la Reserva Federal ni los mensajes del presidente del banco central alemán (no dejó claro si el BCE actuará en junio). Ante esta falta de certidumbres, el Ibex 35 descendió el 0,1%, hasta situarse en los 10.520,6 puntos, y la prima de riesgo se elevó hasta los 163 puntos básicos.