La indignación de los pensionistas se ha precipitado este invierno tras una crisis económica que también les ha pasado factura. El dinamizador principal de las protestas ha sido la Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones, un colectivo que se define como transversal y que trata de marcar distancias con partidos políticos y sindicatos. En Aragón, la configuración de este movimiento, activo desde hace meses en ciudades como Bilbao o Málaga, ha llegado con algo de retraso. El pistoletazo de salida fue la concentración celebrada en la plaza del Pilar el pasado 22 de febrero, que congregó a unas 5.000 personas, todo un éxito al que ayudó el boca a boca y los mensajes de WhatsApp. Días después se celebró una asamblea a la que asistieron unas 60 personas, que son el núcleo que ha dado forma a este movimiento en la comunidad, donde cuenta con el apoyo de colectivos como la FABZ, Frente Cívico, Jubilados Indignados o la Plataforma de Pensionistas de España por su Dignidad.

«Somos un movimiento joven pero fuerte», aseguraban ayer miembros de la coordinadora, que quiere hacer frente al ataque a su juicio están sufriendo las personas mayores al empobrecerse sus prestaciones con la pírrica subida del 0,25%.

Algunos de sus integrantes son veteranos activistas que en los años 70 y 80 se curtieron en luchas sociales y laborales, pero otros nunca han formado parte de ninguna organización. «Somos voces ciudadanas que no vamos a dejar en manos de nadie nuestras reivindicaciones», aseguraron.

La coordinadora de pensionistas estudia además convertir en permanentes sus movilizaciones en Zaragoza, al igual que ocurre en otras ciudades del país. En concreto, barajan convocar concentraciones todos los lunes (desde el 26 de marzo) en la plaza España.