La Muela ha saldado su deuda con el viento, el elemento de la naturaleza que ha sido la base de su espectacular despegue económico, y lo ha hecho a través de la construcción de un Centro de Interpretación de la Energía Eólica que ha tenido un coste de 2,4 millones de euros. La alcaldesa de esta localidad, María Victoria Pinilla, inauguró ayer el Museo del Viento junto al consejero de Industria de Aragón, Arturo Aliaga, en un multitudinario acto al que acudieron unas 1.500 personas.

La población de La Muela conoce bien la bonanza económica que puede aportar la explotación de la energía eólica. En 1986 se instaló el primer parque eólico en el término de La Muela y el segundo de toda España, según recordó el consejero. Era el principio del aprovechamiento de esta energía limpia y el inicio de un importante crecimiento económico para la localidad. Hoy en día se contabilizan 12 parques eólicos en el término municipal que producen 225 megavatios y, además, está en camino el primer parque municipal. Los datos sitúan a esta localidad como generadora de un 22% de la energía eólica producida en Aragón.

Como se mostró ayer en una vista aérea incluida en la proyección audiovisual realizada por Emilio Casanova, desde 1986 el paisaje tradicional de campos de olivos de La Muela se ha ido transformando por otro de campos de aerogeneradores. "Fuimos pioneros en la instalación de parques eólicos", recordaba la alcaldesa y "somos referencia". En agradecimiento al viento por toda riqueza que ha llevado a La Muela, desde el ayuntamiento se ha impulsado este museo, "un proyecto único en el mundo que nos sitúa como la capital del viento" afirmó María Victoria Pinilla.

Desde fuera, el edificio del museo simula una vela desplegada en el sentido dominante del aire. Joaquín Sicilia es el arquitecto responsable de este diseño en el que también destaca la cubierta, totalmente accesible y plantada de césped. El interior se caracteriza por unos espacios diáfanos divididos en tres salas. La primera, dedicada al arte, recoge trabajos de jóvenes artistas. Destaca un globo terráqueo que, impulsado por una corriente de viento es capaz de mantenerse flotando en el espacio.

Otra sala acoge inventos relacionados con el viento a lo largo de la historia y a una presentación de los principios físicos del aire. El tercer espacio se dedica al viento como energía renovable. En ella se incluye una maqueta interactiva de un aerogenerador de cinco metros de altura. Biblioteca, salas de reuniones y otros espacios completan el museo.