Narcís Serra, presidente de Caixa Cataluña entre 2005 y 2010, dijo ayer que cuando llegó al cargo intentó cambiar el rumbo de la entidad, pero se encontró con la oposición de la Diputación de Barcelona (fundadora de la caja), la Generalitat y el Banco de España. Ante la comisión de investigación de la crisis en el Congreso, admitió que el «desastre estaba anunciado» por los problemas inmobiliarios, pero defendió que con los cambios que impulsó fue menor de lo que podía haber sido.