La economía y las vías de hacer negocio mutan y adquieren nuevas formas a través de lo virtual, pero los algoritmos no proliferan ajenos a las desigualdades que desde hace siglos dividen el mundo entre países ricos y países pobres. Un informe publicado este martes por la OIT constata que un trabajador de plataformas de un país rico cobra el 60% más que un colega suyo de un país pobre, por más que ambos realicen una tarea prácticamente idéntica. Unas diferencias de costes para las empresas, tanto subcontratando fuera de su país como dentro del mismo pero siempre dentro del universo de las plataformas, que explican, entre otros, el fuerte crecimiento de estos negocios 'on line' en los últimos años.

La OIT tiene identificadas un mínimo de 777 plataformas digitales que operan en todo el mundo, no obstante, es incapaz de ofrecer un cálculo de cuántos trabajadores emplean, ya sea como asalariados o como autónomos. Algo que achaca a la falta de transparencia de las empresas. En Europa, la estimación más reciente es que el 11% de los habitantes del Viejo Continente con edad para trabajar han realizado algún tipo de servicio remunerado a través de una plataforma digital en el último año, según estimaciones del 2018.

Desde un conductor de Uber, hasta un repartidor de PedidosYa, pasando por un lingüista que traduce textos en un servidor o un redactor de contenidos que escribe una reseña de un restaurante sin haberlo pisado antes; el negocio de las plataformas es un mundo diverso y al alza. La OIT identifica dos tipos de trabajadores: los 'presenciales', como el conductor de Cabify o el 'rider' de Glovo, y los 'virtuales', que aceptan pedidos de tareas que pueden desarrollar sin moverse de delante del ordenador de su casa.

Subcontratas a bajo precio

Los primeros, los presenciales, crecen a costa de comerle la tostada a los sectores tradicionales y abrir nuevos nichos de mercado. Suelen estar ligeramente mejor pagados que los conductores o repartidores de los negocios tradicionales, aunque son ellos los que asumen los costes de la operativa (como el vehículo, el teléfono o la gasolina) y carecen en la mayoría de casos de protección social. Según datos de la OIT, solo uno de cada tres está cubierto en caso de lesionarse en un accidente de trabajo. El salario varía según el país, desde los 0,9 euros la hora que gana un 'rider' en la India, hasta los 2,9 euros en Ucrania.

Y los segundos, los 'microtaskers', ofrecen servicios y micro tareas sustancialmente más baratas para las empresas contratantes. Muchas empresas tecnológicas están subcontratando tareas como la revisión de contenidos, la transcripción, la anotación y el etiquetado de imágenes con trabajadores de países en desarrollo, a menudo como parte de sus protocolos de responsabilidad social corporativa, señala la OIT en su informe.

El ahorro de costes por esta vía es muy sustancial. Hasta el punto de que, por ejemplo en el nicho de los 'mini jobs', en la India un trabajador de plataformas gana el 64%% menos por hora trabajada en comparación con un asalariado de un sector tradicional que realiza una tarea similar. En Estados Unidos esa diferencia escala hasta el 81%. Las bajas remuneraciones explican esa diferencia. Según la OIT, un trabajador de plataformas 'virtual' gana habitualmente en un país desarrollado unos 3,7 euros la hora, frente a los 1,6 euros que perciben en un país en vías de desarrollo.

Las bajas pagas que abonan las 'apps' se explican, en parte, por la elevad competición entre los profesionales. Hasta el punto de que el 62% de los encuestados por la OIT reconoce haber aceptado trabajos infrapagados ante el temor de quedarse sin pedidos. Y el 13% afirma haber trabajado gratis para ganar reputación en la plataforma y postularse mejor a futuro para otros pedidos.

Más de 42.000 millones de ingresos anuales

Las plataformas digitales de trabajo generaron a escala mundial unos ingresos de, por lo menos, unos 42.800 millones de euros en 2019. Y ahí el gigante indiscutible, de momento, es Estados Unidos. Uno de cada dos euros que genera una plataforma digital en todo el globo proviene de Estados Unidos. El segundo nicho de mercado es China, con un lejano 22%. Ese crecimiento acelerado y especialmente concentrado de las plataformas digitales es inexplicable sin la firme apuesta de los fondos de inversión, que inyectan capital y confianza en estos nuevos negocios.

Glovo, la otora 'start-up' más célebre en España y hoy valorada en más de 1.000 millones de euros, no ha dejado de recibir inversiones desde fondos extranjeros. La última fue de 150 millones de euros, liderada por Mubadala, un fondo soberano de Abu Dabi. Esa concentración en Estados Unidos, China y, en menor medida, Europa puede agrandar la brecha digital y las desigualdades, según advierte la OIT, a la vez que supone un reto para las compañías ubicadas en países en vías de desarrollo para poder plantearse competir en el mercado global.