La crisis se ha conjurado contra los empresarios. El cierre de empresas por la drástica caída de la actividad económica ha acelerado la tendencia social de fondo de convertir a los emprendedores casi en unos héroes o unos insensatos frente a los que tienen como máxima aspiración ser funcionarios. La cifra de empleados públicos en Aragón se ha acercado a la de empresarios hasta reducir la diferencia a 9.000 personas. El dato abona la idea de que se ha incrementado el "espíritu acomodaticio" de la sociedad.

Desde el 2005, la brecha entre el personal de las administraciones y sus satélites y los empresarios se ha reducido en dos terceras partes al pasar de 28.100 personas a solo 9.200 en el segundo trimestre del 2009, según la Encuesta de Población Activa (EPA). "La inversión de valores, iniciada con anterioridad a la crisis, augura poco bueno", alerta el catedrático de Historia de la Universidad de Barcelona Jordi Nadal.

TENDENCIAS OPUESTAS Las líneas estadísticas del empleo público y de los impulsores de empresas casi se cruzan en Aragón: 103.900 empresarios --la inmensa mayoría autónomos-- frente a 94.700 trabajadores del sector público. El año 2008, con motivo de la celebración de la Expo, este fenómeno se acentuó en la comunidad y la cifra de funcionarios llegó a superar en 3.200 personas a la de empresarios.

En el conjunto de España, donde la Administración central del Estado tiene todavía un peso importante en algunas comunidades y los servicios centrales de Madrid, los funcionarios superan por primera vez a los empresarios con una ventaja simbólica de 4.600 personas. Hace un año, había 413.000 emprendedores más que empleados a sueldo del presupuesto público.

Las encuestas y las colas de jóvenes que se presentan a las oposiciones para cubrir plazas de funcionario demuestran que la Administración es la empresa más deseada. Según una encuesta del centro de investigación Ivie, el 65% de los jóvenes hasta 30 años prefiere ser funcionario antes que trabajar con contrato fijo en una empresa con igual sueldo.

VOCACIÓN "Hay que fomentar el espíritu emprendedor desde Primaria", asegura Pilar Andrade, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Aragón. De hecho, esta organización desarrolla actualmente el programa Emprender en la escuela en el que niños de 10 y 11 años se familiarizan con la puesta en marcha de un negocio. La falta de vocaciones empresariales queda patente en la universidad: solo se materializan el 0,05% de los planes de empresa presentados como proyectos de final de carreras económicas.