General Motors fabrica en Europa, a través de su marca Opel, excelentes productos en cuanto a seguridad y calidad. Sin embargo, GM Europa arrastra cuatro años consecutivos con resultados negativos y el ejercicio 2004 lo cerrará también con pérdidas. El problema de GM Europa es que no es capaz de vender lo que es capaz de fabricar, esto es, tiene sobrecapacidad.

A mi entender, las causas son externas e internas. Entre las externas debemos resaltar la saturación del mercado europeo y la fuerte competencia entre fabricantes. Competencia que provoca, por un lado, una "subasta de precios" a la baja y, por otro, una menor vida de los modelos. Estos factores hacen que el margen de beneficio unitario (por cada unidad vendida) sea cada vez menor. Entre los internos, o atribuibles a la empresa, cabe resaltar el conservadurismo en la estética de los vehículos, la deficiente política de marketing y ventas y, por supuesto, la nefasta gestión de los directivos, que no han sabido corregir a tiempo todos estos, y otros, problemas.

EL OLYMPIA, el anterior plan de ajuste, fue insuficiente porque la considerable reducción de costes obtenida no compensó la aún mayor reducción de ingresos habida por la caída de ventas. Las pérdidas acumuladas de GM Europa desde 1999 han sido soportadas por la sociedad propietaria (GM Corporation) que ha decidido poner orden en su filial europea, exigiendo un duro plan de ajuste. Un plan cuya finalidad es reducir en 500 millones de euros al año los gastos estructurales para volver a beneficios, así como disminuir el volumen de fabricación y, en la misma proporción, el volumen de empleo, con dramáticas consecuencias para las fábricas alemanas, que son las que mayor sobrecapacidad padecen.

En la planta de Figueruelas la capacidad normal es de 460.000 unidades al año y la producción prevista para 2004, con días de paro técnico y las vacaciones disfrutadas de forma colectiva, será de unas 420.000 unidades. El plan prevé similar volumen de fabricación anual para 2005 y 2006, solo que distribuida de otra forma (con menor producción diaria) y prescindiendo de 600 trabajadores. El recorte de producción afectará también a varios cientos de trabajadores de empresas proveedoras y se dejará sentir en la economía de nuestra comunidad autónoma.

LOS SINDICATOS europeos estamos diseñando una estrategia común ante la multinacional que deberá dar como resultado un Acuerdo Marco, esto es, un pacto con las líneas generales en que se basarán las negociaciones que se abrirán después, a nivel local. En esta posterior negociación, en Figueruelas, discutiremos la cantidad de plantilla a reducir, los plazos y las condiciones. El objetivo sindical debe de ser encontrar una fórmula que permita dos cosas. Por un lado, minimizar el impacto para los trabajadores --lo ideal sería lograr que nadie abandone la empresa en contra de su voluntad--. Y, por otro lado, que esa fórmula ofrezca garantías para mantener el proyecto industrial de Figueruelas.

Como decía recientemente un compañero de CCOO: "La responsabilidad es mirar hacia el futuro, garantizar la continuidad de la empresa y aminorar los efectos de la pérdida de empleo". La fábrica de Figueruelas tiene futuro si se dan dos circunstancias a la vez. La primera es que haya relevo generacional en la plantilla más envejecida que GM tiene en Europa. Y, para que se produzca ese rejuvenecimiento, debe continuar aplicándose el contrato de relevo, que es la herramienta más importante de futuro que contiene el actual convenio colectivo.

La segunda condición es que se fabrique anualmente una cantidad de vehículos lo suficientemente elevada para, una vez compensados los gastos fijos, generar beneficios empresariales. Pero tengo dudas de que los actuales niveles de producción y los previstos para los dos próximos años sean los adecuados, teniendo en cuenta el margen de beneficio unitario de los productos actualmente fabricados. No obstante, la flexibilidad y las inversiones comprometidas (para la próxima generación del Corsa ) nos permitirán estar en 2007 en condiciones óptimas para fabricar volumen suficiente.

Para finalizar, manifestar que los sindicatos hemos demostrado hasta ahora suficiente voluntad y capacidad para afrontar otros problemas y creo, sinceramente, que ahora estamos en condiciones de encontrar, con la empresa, la alternativa más adecuada al mayor problema industrial con el que nos hemos enfrentado a lo largo de estos más de 20 años.