De las casi 50 causas judiciales que sientan en el banquillo a los responsables de la mala gestión y el despilfarro bancario, puede que la de las tarjetas black (negras) de Caja Madrid y Bankia sea la de menor cuantía (se juzga la apropiación indebida de 12,5 millones de euros), pero sin duda es la que más rechazo social ha provocado. La imagen de todo un exvicepresidente del Gobierno (Rodrigo Rato), de un expresidente de Caja Madrid (Miguel Blesa) y de hasta un total de 65 representates de partidos políticos, sindicalistas, líderes de patronales y economistas pasando por el banquillo para dar cuenta del uso que hicieron de sus tarjetas black para viajes de esquí o cacerías, pagar discotecas y hoteles de cinco estrellas o para la compra de joyas, viajes, puros, vinos o ropa interior dibujan un puzzle obsceno cuyos detalles más escabrosos fueron conocidos en octubre del 2014, cuando la sociedad española aún no había empezado a salir de la mayor crisis de su historia.

Los alrededor de 5.000 movimientos bancarios descritos en las hojas excel que la actual dirección de Bankia aportó como prueba demoledora en la causa judicial instruida por la Audiencia Nacional describen la metáfora perfecta de la impunidad con la que exdirectivos y exadministradores de antiguas cajas de ahorros (no todas) llegaron a disponer del patrimonio de estas fundaciones en su propio beneficio. Las tarjetas opacas se utilizaron para comprar trajes de lujo, para pagar el club de golf y balnearios, para adquirir accesorios de equitación y para entradas a espectáculos pero también en la gasolinera, en el supermercado, en el casino e incluso para hacer aportaciones a instituciones de caridad. Todo ello entre el 2003 y el 2012.

Conscientes del escaparate de obscenidad en que se habían convertido las famosas hojas excel, la mayor parte de los 65 acusados que han ido pasando por el banquillo desde el 26 de septiembre pasado se esforzaron en tratar de invalidarlas como prueba apelando a errores detectados en ellas. «No he estado nunca en una joyería, no he comprado nunca en un supermercado y no he pernoctado en hoteles de Madrid porque resido en Madrid», se defendió el exconsejero de CCOO Rodolfo Benito.

El testimonio del antecesor de Miguel Blesa en la presidencia de Caja Madrid, Jaime Terceiro, resultó determinante: «Las tarjetas eran absolutamente blancas, white, porque estaban legalizadas, fiscalizadas, y autorizadas por los canales adecuados. Se empezaron a oscurecer en fecha posterior a mi presidencia».