La recuperación económica y la mejora del nivel de empleo en los países industrializados no se ha traducido en un mejor nivel de vida de los trabajadores. Todo lo contrario. El estancamiento generalizado de los salarios y la precariedad laboral se enquista, especialmente en los países donde la crisis del 2008 provocó despidos masivos como en España.

Según el último informe sobre empleo presentado ayer por la OCDE, España es el segundo país del club -solo ligeramente por detrás de Grecia- con un mayor nivel de pobreza en el segmento de población en edad de trabajar, debido al descenso en el salario real y a la creación de empleos de mucha peor calidad que antes de la recesión. Aún así, el organismo el que es secretario general Ángel Gurría defendió la reforma laboral aprobada en el 2012 por el Gobierno de Mariano Rajoy y considera «vital» que el nuevo Ejecutivo de Pedro Sánchez continúe por la misma senda. En el capítulo de recomendaciones, pide abaratar el despido y aumentar el periodo de preaviso a los trabajadores. «En España, la reforma del 2012 ha ayudado a aumentar el empleo y a combatir la segmentación del mercado laboral. Sería de vital importancia continuar este esfuerzo reformador», señala.

El estudio indica que el 15,9% de los españoles en edad de trabajar tiene unos ingresos inferiores al 50% de la media del país, un porcentaje casi idéntico al 16% de Grecia. Las raíces de esta situación hay que buscarlas en un paro elevado -el segundo más alto de la OCDE- a pesar de haber pasado del 25,8% del 2014 al 15,9% registrado el pasao mes de abril.

A ello se añade un crecimiento real de los salarios negativo desde el 2016, que han bajado un 0.4% entre el cuarto trimestre del 2016 y el mismo periodo del 2017, un punto porcentual por debajo de la media del organismo. La progresión salarial en el segundo trimestre del 2007 era del 5,8% y del 3,2% en el último del 2017.

«El creciente porcentaje de trabajadores con empleos mal pagados o a tiempo parcial es uno de los principales factores que explican la evolución negativa de los salarios en España», sostienen los autores del informe. El porcentaje de pobres entre la población activa se disparó al 10,6% en 2015, en parte porque se redujeron las prestaciones por desempleo.

El bajo nivel de productividad, que ha crecido a un ritmo del 1,2% anual en los últimos cinco años cuando lo hacía al 2% antes de la crisis, es otro factor que explica la parálisis salarial.

España es uno de los casos que mejor ilustra el impacto de la inseguridad en el empleo sobre el salario porque si las remuneraciones del conjunto de los trabajadores hubieran sido iguales a quienes han mantenido su puesto de trabajo, habrían cobrado un 3,1% más que en 2014. «No sorprende que el nivel de seguridad laboral de los trabajadores españoles sea el segundo más bajo de la OCDE, después de Grecia», resalta el organismo. Para evitar la polarización del mercado laboral España necesita, según la OCDE, mejorar formación de los trabajadores poco cualificados.