El rápido envejecimiento de la población, sumado a los problemas para incorporarse al mercado laboral y mantener una carrera profesional de larga duración, amenaza las perspectivas de los futuros pensionistas españoles, que sufrirán una creciente desigualdad, y que en el caso de mujeres y trabajadores poco cualificados, dificultará el cobro de pensiones «decentes» en el futuro.

Así lo advierte la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su último informe, en el que se asegura que España se convertirá en el 2050 en el segundo país más envejecido de las 35 economías más desarrolladas, por detrás de Japón. La ratio de dependencia alcanzará las 76 personas mayores de 65 años por cada 100 en edad de trabajar, frente a la actual proporción de 30 mayores de 65 años por cada 100 personas en edad de trabajar.

La OCDE subraya las diferencias en España entre trabajadores más o menos cualificados, mientras que persiste la brecha en trabajos y salarios entre géneros, con mayor incidencia entre las trabajadoras con baja cualificación. «Garantizar una pensión decente será particularmente difícil para los trabajadores de baja cualificación y las mujeres, que a menudo abandonan el mercado laboral para cuidar de sus hijos y luego de sus padres», apunta la OCDE. Además, señala que la desigualdad de los futuros pensionistas se verá exacerbada por el sistema que vincula las prestaciones recibidas a las contribuciones realizadas.