Crece la presión internacional para tasar las actividades de las grandes compañías tecnológicas. Este sábado, los ministros de Finanzas de las principales potencias mundiales iniciaron una reunión de dos días en Riad (Arabia Saudí) en el marco del G20 económico, desde donde hicieron un llamamiento a la unidad para que Google, Amazon y Facebook paguen impuestos ahí donde operan.

La fiscalidad digital sigue siendo un punto de especial tensión entre los Estados Unidos, de donde son la mayoría de estas empresas big tech, y varios países de la Unión Europea (UE) que reclaman una justa tributación de los gigantes de Silicon Valley. Sin embargo, ayer la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se puso del lado de los segundos y reiteró su voluntad de desarrollar reglas globales para que esas grandes compañías paguen impuestos, algo que podría suponer un aumento de los ingresos fiscales nacionales de hasta 100.000 millones de dólares al año.

"Una respuesta coordinada no es el mejor camino a seguir, pero, dadas las alternativas, el único camino a seguir", señaló el jefe de la OCDE, Ángel Gurria. Así, se pretenden acelerar las negociaciones y presionar a Washington en un intento de evitar cualquier estancamiento de las normas hasta después de las elecciones presidenciales de noviembre. El fuerte peso político de esa medida y su impacto en la campaña serán factores determinantes en las negociaciones.

El organismo busca un acuerdo global para principios de julio que establezca un nivel mínimo efectivo al que se gravaría a esas empresas y que hiciese menos atractiva la fuga de capitales a paraísos fiscales. De esa manera podrían con un respaldo efectivo durante la celebración del G20 con jefes de Estado y de Gobierno que tendrá lugar en Riad el 22 y 23 de noviembre. Según avanzó Reuters, que tuvo acceso al borrador del comunicado final, los líderes financieros respaldarán la petición de la OCDE de establecer un impuesto digital.

ALIANZA EUROPEA

Las principales potencias europeas mostraron ayer su compromiso para impulsar esa medida. Ante las amenazas estadounidenses de tomar represalias y responder con aranceles a las importaciones de productos del Viejo Continente, España, Francia, Alemania e Italia se aliaron para pactar un impuesto digital común en el seno de la OCDE en 2020, así como un Impuesto global mínimo de Sociedades.

"Están en juego miles de millones de euros en ingresos tributarios para construir escuelas, hospitales y una infraestructura moderna...Debemos actuar decididamente, debemos actuar rápido y debemos actuar juntos", señalan los responsables económicos de España, Nadia Calviño, de Italia, Roberto Gualtieri, de Francia, Bruno Le Maire, y de Alemania, Olaf Scholf, en un artículo publicado por El País. Así, instan al resto de miembros de la OCDE, eso es, a las mayores potencias económicas del mundo, a seguir ese rumbo.

El alegato de Calviño para un impuesto común llega en la misma semana en que el Gobierno español ha aprobado la denominada tasa Google, un impuesto indirecto sobre determinados servicios digitales que gravará con un 3 % los ingresos que las grandes multinacionales tecnológicas obtengan de los servicios de publicidad dirigida en línea, servicios de intermediación en línea y venta de datos obtenidos a partir de información proporcionada por el usuario.

Sin embargo esta tasa, que afectará únicamente a las empresas que facturen más de 750 millones a nivel mundial y 3 millones en España, dejará en suspenso su liquidación en el segundo y tercer trimestre del año hasta al menos el 20 de diciembre, con el objetivo de dar "margen" a la adaptación de las empresas y a la negociación con la OCDE y el G20, de cara al establecimiento de un impuesto digital global. Con ese impuesto, el Ejecutivo pretende recaudar 968 millones de euros, menos de los 1.200 millones inicialmente planteados debido a la ralentización económica.