El malestar de algunos gobiernos europeos por los “impuestos irrisorios” que pagan algunas multinacionales en la Unión Europea no ha dejado de crecer y son cada más quienes exigen cambios en la fiscalidad. Francia, apoyada por Alemania, Italia y España, ha lanzado una ofensiva para imponer una “tasa compensatoria” a los gigantes de internet que grave su volumen de negocio y no los beneficios, de forma que paguen impuestos donde generan valor. El debate se abre este sábado en el Consejo de ministros de economía y finanzas de la UE (Ecofin) que se celebra en Tallin (Estonia). París confía en que habrá decisión a nivel de líderes europeos a finales de año.

La ingeniería fiscal ha permitido a numerosas multinacionales que operan en Europa desviar sus beneficios a las jurisdicciones con fiscalidades más benévolas para rebajar su factura fiscal. El caso más sonado es el de Apple en Irlanda, a quien Bruselas exige que devuelva 13.000 millones en impuestos no pagados, pero las estimaciones de la Comisión Europea elevan hasta los 70.000 millones anuales el dinero que las haciendas europeas dejarían de ingresar cada año por los impuestos que se dejan de abonar gracias a estas artimañas.

“No podemos aceptar que los gigantes de internet con una cifra de negocio de miles de millones de dólares paguen sumas irrisorias en impuestos”, esgrime el el ministro galo de finanzas, Bruno Le Maire, adalid de la iniciativa que ha conseguido sumar al alemán Wolfgang Schäuble, el italiano Pier Carlo Padoan y el español Luis de Guindos. Los cuatro firman una carta conjunta remitida al resto de colegas europeos en la que urgen a actuar.

“Ser capaz de imponer un impuesto adecuado a las empresas que operan en la economía digital es un gran reto para la Unión Europea. No deberíamos aceptar más que las empresas hagan negocios en Europa pero paguen cantidades mínimas de impuestos a nuestras haciendas. La eficiencia económica está en juego, así como la equidad y la soberanía tributaria”, proclaman estos cuatro pesos pesados de la economía de la Eurozona.

Legislación obsoleta

Le Maire defiende que la propuesta es “justa” y espera sumar este fin de semana nuevos adeptos a su causa entre los que podrían incorporarse Austria, Eslovenia, Grecia y Bulgaria. Estonia, que lidera este semestre la presidencia rotatoria de la UE, admite que la legislación internacional se ha quedado “obsoleta” para responder a los retos de la economía digital y que es urgente buscar soluciones. Uno de los problemas de la legislación eactual s que las empresas solo pueden ser sometidas a impuestos en un país si cuentan con un establecimiento estable en él. La economía digital permite en cambio ofrecer servicios conuna presencia física mínima y de ahí que muchas empresas puedan esquivar el pago de impuestos o pagar muy pocos.

“Ya no es posible decir que las deficiencias en la reglas de tributación internacional son una laguna mínima que afectan solo a un limitado número de empresas. Esta deficiencia se ha convertido en una ventaja competitiva desigual para los negocios más exitosos y que más crecen”, admite la presidencia estonia en un documento de trabajo elaborado para relanzar el debate en relación a gigantes como Facebook, Apple, Alphabet, Amazon o Microsoft.

Propuestas antes de finales de mes

De momento, la Comisión Europea ya ha cerrado filas entorno a la idea francesa y ha anunciado que presentará una propuesta con todas las opciones posibles antes de finales de mes, a tiempo para la cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la UE prevista el 29 de septiembre en Estonia y centrada en el tema digital. “Es un elemento importante. Pensamos que la economía digital tiene que ser tasada y presentaremos un documento con todas las alternativas posibles para que los líderes políticos lleguen a un consenso”, ha explicado este viernes desde Tallin el comisario de asuntos económicos, Pierre Moscovici.

La idea que persigue Francia es imponer a los gigantes tecnológicos una tasa a la cifra de negocio país por país y no a los beneficios desviados a filiales instaladas en Estados con una baja fiscalidad, como es el caso de Irlanda que aplica un impuesto de sociedades del 12,5%, lo que les permite reducir los impuestos a pagar. Una vía, entienden, que permitiría actuar con mayor rapidez porque no requiere modificaciones en la tributación internacional y no pone en cuestión el trabajo en el marco de la reforma de la base imponible común y consolidada del impuesto de sociedades.

El objetivo es llegar a un acuerdo en diciembre de forma que Bruselas pueda presentar propuestas legislativas a comienzos de 2018. La presidencia estonia de la UE augura una negociación complicada para definir el porcentaje de la cifra de negocio a tasar aunque, según el Financial Times, sobre la mesa habría una horquilla de entre el 2 y el 5%.