El alquiler de una vivienda se ha convertido para el colectivo inmigrante en la mejor alternativa, principalmente, para los recién llegados, aunque conforme transcurre el tiempo y tienen una mayor estabilidad laboral (el pasado año se realizaron 60.000 contratos a inmigrantes) se decantan por la compra del piso. El pasado año la bolsa de alquiler de viviendas para inmigrantes -iniciativa que puso en marcha UGT y la CAI- alojó a unos 332 extranjeros. Además, se inscribieron 499 personas de 24 nacionalidades diferentes. Una opción asequible, puesto que el coste que supone para el extranjero asciende a 351 euros de media.

Pero los que quieren dar el salto lo tienen más complicado. Segun señalan desde el Centro de Información al Inmigrante de CCOO Aragón, los que quieren acceder a una vivienda es porque tienen ya en España la unidad familiar, aunque desde el sindicato reconocen que "no llega al 30% los inmigrantes que se atreven a comprar". Asímismo, apuntan que la decisión también se toma en función de los años que tienen y del tiempo que llevan residiendo en España.

Para solucionar las posibles dudas que puedan surgir, Ausbanc ha publicado una guía, dirigida al colectivo inmigrante, en la que se recogen las principales peculiaridades de los créditos y los préstamos al consumo. En ella se señala que la mayor parte de las entidades exigen permiso de residencia y permiso de trabajo como requisito necesario para la concesión de un préstamo. Sin embargo, se trata de una exigencia general, pero no absoluta, aunque se tendrán en cuenta la experiencia o antecedentes del cliente a la hora de autorizar la operación. En cualquier caso, es fundamental que el tratamiento diferenciado que las entidades den a los inmigrantes se base en la concurrencia de circunstancias diferenciadoras y no en la condición de extranjero.