Opel España ha roto la evolución negativa en la cuenta de resultados que arrastraba desde hacía tres años, con pérdidas acumuladas de 190 millones de euros y ha entrado en números negros al conseguir unos beneficios de 55,6 millones de euros en el pasado ejercicio. Una cifra que el presidente de la compañía automovilística, Juan José Sanz, calificó de "modesta", especialmente al confirmar que la producción de la planta de Figueruelas alcanzó el récord de 460.000 unidades (305.000 corsas y 155.000 merivas ) y generó una facturación --también histórica-- de 6.363 millones de euros (más de un billón de las antiguas pesetas). Estos datos les fueron comunicados ayer el comité de empresa, que está negociando el convenio colectivo.

La dirección de la compañía insistió ayer ante los medios de comunicación en que el 2003 fue excepcional en la producción ya que se recuperaron jornadas no trabajadas en el ejercicio anterior. De cara al 2004, Sanz consideró que las expectativas son "menos optimistas por la inestabilidad de los mercados de nuestros principales clientes", esencialmente Alemania, Francia e Italia donde se aprecia unas caídas de ventas entre el 2,5% y el 2,8%. Reino Unido y España "mantienen un buen tono".

La baja rentabilidad que evidencia la industria del automóvil --en el caso de los últimos resultados de Opel el margen de beneficio sobre ventas se queda en el 0,85%--, "suponen un fuerte interrogante en los resultados del 2004 y habrá que incidir en la productividad para no llegar a números rojos este año", aseguró Sanz, quién aclaró que si en unos meses el mercado europeo no reacciona "las perspectivas son que en el segundo semestre tendremos dificultades y habrá que echar mano del acuerdo de flexibilidad". Ello supondría adaptar los tiempos de trabajo a las épocas "en que se venden coches" y bajar la producción en el resto. "Hasta las vacaciones seguiremos fabricando 2.000 coches diarios" después ya se verá.

PRESION En plena negociación del convenio, y pese al balance positivo, la dirección de Opel sostiene que la presión competitiva del mercado reduce los márgenes de beneficio de los fabricantes. Y puso un ejemplo: desde 1999 el precio neto de un vehículo Opel ha caído un 5%, mientras que en el mismo periodo el incremento salarial de un empleado de Opel España ha crecido un 17,6%.

Para la compañía, todos los fabricantes están embarcados en mejoras de la competitividad y en cuanto a inversiones "claramente se están desplazando a países con mercados emergentes, mano de obra cualificada y coste laboral más bajo". Sanz aseguró ante los procesos de delocalización en general que "las ventajas competitivas con salarios una quinta parte más bajos son tentadoras para las empresas que quieren generar más beneficios". Pero aseguró que "nuestra fábrica no se traslada de un día para otro. Aunque hay otras formas de deslocalización como no invertir en unas instalaciones que poco a poco se quedan obsoletas". En el 2003, Opel invirtió en Figueruelas 153 millones de euros.

La receta de Sanz frente a estos procesos: "Contención de costes salariales, trabajar en I+D y flexibilidad para producir en las épocas que demanda el mercado".