Los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus socios del acuerdo OPEP+, que incluye a productores como Rusia, se tomarán su tiempo para decidir si aumentan o no la producción de crudo. La reunió, que ha comenzado este lunes está marcada por la prudencia saudita y tiene el objetivo de decidir la cantidad de crudo que sacarán al mercado mundial el próximo mes.

Tras un comité de seguimiento del acuerdo en vigor sobre reducción de la producción del grupo (JMMC) y previsto inicialmente a mediados de diciembre, los miembros de la alianza iniciaron su primera cumbre ministerial del año por videoconferencia. Con posterioridad han decidido seguir con las discusiones este martes. La mayoría de las 23 delegaciones participantes, incluidas las de los 13 socios de la OPEP abogaban por mantener sin cambios el nivel actual del bombeo, mientras que Rusia y Kazajistán pidieron un aumento de 500.000 barriles diarios, según revelaron diversas fuentes no oficiales.

"Quiero recomendar prudencia (...) pues la demanda de carburante para el sector del transporte, en especial en la aviación, es particularmente frágil", declaró el ministro saudita de Energía, Abdelaziz bin Salmán, durante una conferencia de prensa telemática poco antes de la reunión. "No pongamos en peligro todo lo que hemos realizado por un beneficio inmediato, pero ilusorio", añadió.

Estos comentarios apuntan a un mantenimiento de los recortes actuales en febrero, una posición de espera que muchos analistas atribuyen al líder del cártel, Arabia Saudí, desde hace varios días, y que contrasta con el frente dirigido por Rusia, más favorable a aumentar la producción el mes próximo, según estos mismos observadores.